Por S. Fernando
MADRID, 23 ene (Xinhua) -- La derrota que sufrió el tenista español Rafael Nadal ante su compatriota Fernando Verdasco el pasado martes en la primera ronda del Abierto de Australia no sólo añade más dudas sobre el ex número uno mundial, sino que también detiene sus avances.
Nadal no consolida su progresión y muchos se hacen la misma pregunta ¿Volverá a ser el que fue?
Analistas del tenis que siguen a los principales jugadores de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) reaccionaron ante esta inesperada derrota en la primera manga del Abierto de Australia, la segunda vez en su carrera profesional que Nadal pierde en la ronda inicial de un "Grand Slam".
La anterior fue ante el belga Steve Darcis en 2013, en Wimbledon, la cual encendió alarmas sobre el presente y futuro de uno de los mejores tenistas del mundo.
Nadal, consciente de las dificultades de transformar radicalmente su juego, completaba la argumentación una vez consumada la derrota ante Verdasco, número 45 mundial, se trataría, al menos, de complicar la tarea de los adversarios, de obligarles a golpear en situaciones adversas, algo que ha sido siempre uno de sus principales fundamentos.
Pero tanto Nadal como su entrenador, Toni, su tío, mantienen una vinculación (familiar) singular en el tenis profesional, definida por el compromiso inquebrantable desde la infancia del tenista español, pero ¿hasta qué punto el cambio de entrenador puede cambiar el rumbo descendiente?.
No todos los expertos consideran que debería cambiar de técnico para volver a la élite mundial.
Es obvio que paralelamente a la relación profesional, muy fructífera, Toni ha desempeñado un papel determinante en el desarrollo humano del ganador de 14 títulos de Grand Slam, un magisterio moral y enorme que en modo alguno resulta baladí a la hora de entender la ejemplaridad y los formidables éxitos del tenista español.
Lo cierto es que se debate desde hace tiempo, entre aficionados y especialistas, expertos, los efectos que puede tener para Nadal un cambio de entrenador o, al menos, agregar alguna voz o contacto nuevo en su vida tenística, tal como ocurrió con el serbio Novak Djokovic y el ex jugador alemán Boris Becker.
Pero también se comenta entre los expertos que es fácil hacer comparaciones, pues no hay que olvidar que Djokovic "explota tenísticamente" en 2011, año en el que gana por segunda vez Australia y se lleva además Wimbledon, el Abierto de Estados Unidos y cinco Masters 1000, pero su entrenador era Marian Vajda.
Boris Becker y Djokovic empiezan a trabajar juntos en diciembre de 2013, después de que el jugador serbio ganó por cuarta vez en Melbourne y cayó en las finales de Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos, pero su "auténtica explosión" fue antes, de ahí que muchos especialistas se pregunten si todo Nadal debe cambiar de entrenador.
Tampoco el caso del suizo Roger Federer ayuda a fortalecer la tesis de la necesidad de cambiar de entrenador, pues el hizo en solitario parte de su enorme y brillante carrera, sin apoyos puntuales.
Ahora sus dos temporadas con Stefan Edberg le permitieron rescatar su esencia más intrépida y pelear dignamente en tres finales del Grand Slam, pero sin doblegar el implacable yugo de Djokovic.
El tiempo dirá, pero la actual temporada será crucial para Nadal, sobre todo en tierra batida, donde una vez más en el torneo francés de Ronand Garros será su fuerte, el único Grand Slam que todavía no gana Djokovic.