El estado brasileño de Río Grande do Sul, el más austral del país y fronterizo con Argentina y Uruguay, suspendió el uso del Pyriproxyfen, un larvicida usado en el agua para combatir la proliferación del mosquito Aedes aegypti (transmisor del zika), por miedo a que esté relacionado con la microcefalia.
La decisión, anunciada el domingo por el gobierno regional, llega después de que médicos de la organización argentina Physicians in the Crop-Sprayed Towns y de la Asociación Brasileña de Salud Colectiva (Abrasco) apuntasen al larvicida como causa del aumento de la microcefalia entre los recién nacidos en el país.
Hasta ahora, los científicos brasileños habían asociado ese aumento con el virus del Zika, transmitido por el mosquito Aedes aegypti, el mismo vector del dengue y la fiebre chikunguña.
Según dijo el gobierno regional en un comunicado, "la suspensión ya fue comunicada a las 19 coordinaciones regionales de salud, que a su vez deberán informar a los respectivos servicios de vigilancia municipal" de todas las ciudades del estado.
No obstante, aclaró que el larvicida, suministrado por el Ministerio de Salud de Brasil, era utilizado en pequeña escala en el estado aunque el hecho de que haya "sospechas" hizo que se decidiera por la "suspensión".
Tras conocer la decisión, la empresa fabricante del producto, Sumitomo Chemical, aseguró que "no existe ninguna base científica" para las sospechas y recordó que el producto tiene la aprobación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde 2004 y de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos desde 2001.
Según la compañía, el larvicida "no es mutagénico, no es genotóxico, no es carcinógeno ni teratogénico" y, además, fue "sometido a rigurosos test toxicológicos que no demuestran efectos sobre la reproducción y el sistema nervioso".
La rápida propagación del zika ha encendido todas las alarmas en Brasil, por su posible relación con el aumento de casos de microcefalia en recién nacidos, principalmente en la zona noreste.
Por el momento, el gobierno ya confirmó 462 casos y descartó otros 765, mientras sigue estudiando la situación de otros 3.852 pacientes.
De los 462 niños diagnosticados, se confirmó que 41 se infectaron durante la gestación.