BEIJING, 17 feb (Xinhua) -- La postura neutral de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, siglas en inglés) sobre el mar Meridional de China no debería ser una decepción para algunos en EEUU, sino un recordatorio de que la apuesta de Washington de representar a China como un villano en Asia-Pacífico es una ilusión vana.
En vez de centrarse en acomodar los diferentes intereses de los países de la ASEAN, el presidente estadounidense, Barack Obama, que ha organizado en california una cumbre con los líderes de las naciones miembro del bloque regional, ha estado intentando imponer su propia agenda, mostrando una atención insuficiente a las verdaderas necesidades de esos países.
No es difícil darse cuenta de que en su último discurso sobre el estado de la Unión pronunciado el mes pasado, Obama no se molestó en mencionar el dinámico sudeste asiático como región, pero sí le quitó importancia a la economía y a la influencia de China tres veces.
Inseguridad sería la palabra adecuada para describir el estado mental del Tío Sam, lo que podría conllevar errores de cálculo en sus objetivos estratégicos.
Preocupado por la ascensión de China, el país más poblado del mundo con una cultura y un sistema político diferentes, y confundido por sus propios dilemas y puntos muertos domésticos, parece que EEUU ha perdido su ritmo.
Lo que fue elogiado en su momento como un sensato cambio en la prioridad política, la llamada estrategia de Pivotar hacia Asia se ha convertido cada vez más en causa de desequilibrio.
En su periodo embrionario, la estrategia pretendía construir una relación estable, productiva y constructiva con China como uno de sus pilares, y situar la cooperación económica con los países regionales por encima de la construcción militar.
Sin embargo, no más de tres años después, Washington envía irresponsablemente múltiples buques de guerra y bombarderos cerca de los arrecifes chinos del mar Meridional de China, en una flagrante provocación que menosprecia la soberanía y seguridad de China.
Bajo el reclamo de "libertad de navegación" se encuentra la verdadera motivación de Washington que busca una operación incontestable de sus buques de guerra por todo el mundo.
Acciones de intimidación como estas no solo menoscabarán la confianza estratégica mutua entre Beijing y Washington y enfurecerán al pueblo chino, sino que tampoco servirán a los intereses nacionales de EEUU.
Solo a través de un verdadero compromiso con el cultivo de una relación constructiva y de beneficio mutuo,y con una confianza estratégica sana entre ambos, podrán EEUU y China, y la región de Asia-Pacífico en general, disfrutar de paz y prosperidad a largo plazo.
Es momento de que Washington vuelva al camino correcto.