WASHINGTON, 19 feb (Xinhua) -- El gobierno de Estados Unidos ha batallado mucho recientemente para justificar sus críticas a las acciones defensivas de China en el Mar Meridional de China porque es claro que el origen real de la militarización de la zona es Estados Unidos, no China.
El despliegue por parte de China de un sistema de misiles tierra-aire en las Islas Xisha, parte integral del territorio chino, es de naturaleza defensiva y se ubica dentro de sus derechos soberanos y del derecho internacional.
En un intento por aumentar la presión sobre China, el gobierno de Estados Unidos sigue difamando a China y ha descrito el despliegue como un intento por "militarizar" la región.
En el transcurso de los últimos días, el vocero del Departamento de Estado de Estados Unidos ha estado subrayando de manera exagerada las acusaciones contra China por el despliegue del sistema de misiles y ha afirmado que la acción china de "militarización" conducirá a nuevas tensiones en la región y será "contraproducente" para la solución pacífica de las disputas marítimas en el lugar.
Cuando se le pidió que aclarara si la reciente acción estadounidense de enviar buques de guerra y cazas a aguas territoriales de las islas chinas en el Mar Meridional de China constituye una "militarización" de la región, el vocero insistió en que Estados Unidos está haciendo esto para ejercer los llamados derechos "de libertad de navegación".
Es evidente que la defensa de las provocadoras acciones de Estados Unidos contra China es inválida. Resulta equivocado que Washington considere que un país repetidamente amenazado por las provocaciones militares estadounidenses no debe tomar ninguna medida defensiva para proteger sus propios derechos.
Haciendo oídos sordos a los llamados de China para que cumpla su promesa de no tomar partido en las disputas marítimas, desde octubre pasado Estados Unidos ha enviado buques de guerra y aviones militares para violar de manera deliberada las aguas territoriales de China en el Mar Meridional de China.
Al parecer, Washington está adoptando una vez más una doble moral con respecto al asunto.
China no es la primera o la única parte en las disputas que ha tomado medidas para construir infraestructura e instalaciones de defensa en la isla.
Pero justificando cualquier acto de provocación de un aliado suyo como Filipinas, u otros países socios, Estados Unidos siempre apunta con el dedo a China por ser el villano o quien abusa.
El despliegue de instalaciones de defensa en la Isla Yongxing forma parte del ejercicio de la soberanía de China concedida por el derecho internacional a los Estados soberanos y lo ha estado haciendo durante décadas. Esto no tiene absolutamente nada que ver con una "militarización".
Por temor a que el poder y la influencia crecientes de China amenacen su hegemonía en la región de Asia-Pacífico, en los últimos años Washington ha estado impulsando su estrategia de "nuevo equilibrio asiático" encaminada a contener a China en términos económicos, diplomáticos y militares.
Sobre todo, Estados Unidos da prioridad a la perspectiva militar de esta estrategia desplazando la mayor parte de su poder naval y su equipo más avanzado a la región, desplegando más soldados y suministrando ayuda militar a algunos reclamantes para reforzar su capacidad para enfrentar a China.
Infundiendo temor al pregonar la llamada Amenaza China en las disputas marítimas, Washington busca formar una coalición para rodear a China y forzar al país a bailar al ritmo que le toquen. Pero esto está condenado al fracaso pues China ha demostrado ser una pacificadora y no una alborotadora en esta larga historia.
China sí está de acuerdo, sin embargo, con la postura de Estados Unidos de que las disputas marítimas en el Mar Meridional de China deben resolverse de manera pacífica por medios diplomáticos y de conformidad con las leyes internacionales.
Pero Washington tiene que ser verdaderamente imparcial en las disputas y tiene que dejar de difamar a China y de agravar las tensiones en la región con el fin de sacar beneficios de las aguas turbulentas.