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Lograr ser empleados “de cuello blanco” es la aspiración de los jóvenes migrantes chinos

Actualizado a las 02/03/2016 - 16:29
Palabras clave:jóvenes,blanco,empleados,cuello

Por Zhou Wenting

Beijing,02/03/2016(El Pueblo en Línea)- Convertirse en trabajadores “de cuello blanco” es la máxima aspiración de la joven generación de trabajadores migrantes, en agudo contraste con sus padres, que en su mayoría son obreros que trabajan horas extras y ahorran todo lo que pueden.

El término trabajador de cuello blanco es la traducción literal de la expresión estadounidense e inglesa white-collar worker. Se refiere a un profesional asalariado o a un trabajador con un mínimo de estudios que realiza tareas semiprofesionales o profesionales de oficina, administración y coordinación de ventas, en contraste con un trabajador de cuello azul, cuya profesión requiere trabajo manual y se aplica a los trabajos desempeñados por obreros en fábricas y talleres.

Las ofertas de empleo en los sectores industrial, de servicios y de la construcción no lograron atraer a los jóvenes trabajadores migrantes en varias ferias de empleo celebradas la semana pasada en China, aunque las primeras semanas después de la Fiesta de la Primavera son, por lo general, el mejor momento del año en que la población rural acude a las grandes ciudades para encontrar oportunidades de trabajo.

La ambición de los trabajadores migrantes menores de 30 años, que representan casi dos tercios de los 6,6 millones de trabajadores migrantes que tiene Shanghai, es lograr insertarse en entornos de trabajo más amigables que los talleres fabriles, ya sea como agente de bienes raíces hasta peluqueros, según indican expertos en el mercado laboral.

"Los jóvenes de las zonas rurales también se han desarrollado. Tienes internet y iPhone, al igual que sus homólogos citadinos", afirma Zhao Jiande, subdirector de la oficina de Shanghai del Grupo de Asuntos Laborales de los Trabajadores Migrantes.

Yang Zhiqiang, de 22 años, oriunda de una zona rural de la provincia de Jiangsu, comenzó a trabajar hace un año como agente de bienes raíces de una empresa bien establecida en Shanghai. Insertarse en la sociedad urbana es la razón más importante por la cual Yang eligió laborar en este sector.

"Yo proporciono sugerencias a los residentes locales, trato con personas de diversas clases sociales, gano su confianza y me respetan. Mi situación es muy diferentes a la de mis padres. Ellos, desde hace dos décadas trabajan como obreros en la ciudad, pero todavía se siente marginados", admite Yang.

Además, estos puestos de trabajo “de cuello blanco” les proporcionan un salario más atractivo y con mejores incentivos.

"Yo trabajo en una oficina del distrito Xuhui, donde los precios de la vivienda se han disparado. Por lo general, si debido a mis gestiones la empresa logra ganar 100.000 yuanes (15.200 dólares), tengo derecho a comisión. Además, siempre cuento con un salario básico de 3.000 yuanes", asegura Yang.

Antes de convertirse en compañero de trabajo de Yang, Liu Jiabin trabajó como obrero en una fábrica de componentes electrónicos.

"Trabajar en una oficina es mucho mejor, ya que muchos jóvenes nacidos en Shanghai también lo prefieren. Si aquí quieres encontrar un cónyuge o una buen partido en tu pueblo, tener una mejor posición ofrece ventaja", reconoció Liu.

Liu admira el ritmo de Shanghai.

"La vida colorida de la ciudad, llena de oportunidades, me fascina", confiesa.

Zhou Sea King, director adjunto del Instituto de Estudios de Desarrollo de la Población Urbana de la Academia de Ciencias Sociales de Shanghai considera que una de las razones de este cambio de aspiraciones es que la joven generación ha recibido una mejor educación.

"Aproximadamente el 70 por ciento de esa generación ha terminado la escuela secundaria,sin duda un porcentaje más alto que el de la generación de sus padres. Es comprensible que tengan expectativas más altas", precisa Zhou.

Además, la joven generación tiene un concepto del consumo muy diferente al habitual en sus padres.

Guo Mengya, de 27 años, es un ejemplo de éxito entre los jóvenes de su pueblo natal en la provincia de Anhui. Ella gana más de 10.000 yuanes al mes en un concesionario de automóviles de segunda mano en Shanghai.

"Somos muy distintos. Mis padres ahorraban cada centavo que ganaban en Shanghai y lo guardaban para asegurar su vejez. Yo, sin embargo, después de pagar la renta, comprar ropa, cosméticos y salir a divertirme, siempre me queda muy poco dinero al final del mes", afirma Guo. 

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