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EEUU, más sumido en guerra contra terror cinco años después de muerte de Bin Laden

Actualizado a las 03/05/2016 - 08:43
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Cinco años después de que los SEALs de la armada estadounidense mataron en Pakistán al terrorista más buscado del mundo, Osama bin Laden, la amenaza a la seguridad global representada por los extremistas violentos está lejos de retroceder.

A Pesar de que la muerte de Bin Laden cerca de una década después de que su grupo, Al Qaeda, atacó Estados Unidos el 11 de septiembre de 2011 y de que en ese entonces el presidente Barack Obama dijo que se trató del "logro más significativo hasta la fecha" en los esfuerzos estadounidenses por derrotar a Al Qaeda, los esfuerzos de Estados Unidos contra el terrorismo en la era posterior a Bin Laden quedaron atascados en otra batalla.

Desde el oeste y el norte de Africa hasta el sur de Asia, los grupos extremistas han estado haciendo fila para declarar su lealtad a Al Qaeda o al Estado Islámico (EI), un grupo alguna vez franquicia de Al Qaeda fundado después de la invasión de Estados Unidos a Irak.

Además, de acuerdo con datos suministrados por la consultora de seguridad con sede en Nueva York, The Soufan Group, para diciembre de 2015, entre 27.000 y 31.000 personas de al menos 86 países habían viajado a Siria e Irak para unirse al EI y a otros grupos extremistas violentos.

En su informe inicial llamado Combatiente Extranjero en Siria, dado a conocer en junio de 2014, The Soufan Group identificó a cerca de 12.000 combatientes extranjeros de 81 países.

"El aumento (en los reclutas extranjeros) es una evidencia de que los esfuerzos por contener la afluencia de reclutas extranjeros hacia grupos extremistas en Siria e Irak han tenido un impacto limitado", dijo el grupo en su informe más reciente de diciembre.

Con la ayuda de la moderna tecnología de la información, el EI también se ha estado acercando a sus simpatizantes en todo el mundo para que realicen ataques "en solitario" en sus respectivos países.

"Esto es algo así como la nueva normalidad", dijo el director del FBI, James Comey, el año pasado después de que 10 personas fueron arrestadas y acusadas por tramar ataques inspirados por el EI.

Obama también dijo en diciembre pasado después del tiroteo en el sur de California que cobró 14 vidas que la amenaza terrorista ya pasó a una nueva fase en la que los "terroristas recurren a actos de violencia menos complicados como el tiroteo masivo tan común en nuestra sociedad".

El resurgimiento de grupos extremistas podría ser desconcertante para muchos, pero la razón de base es clara. Aunque el objetivo de la guerra lanzada por Estados Unidos era eliminar el terrorismo, el miedo y el odio que "entrometidos" extranjeros han alimentado en el Medio Oriente ha creado un caldo de cultivo para el terrorismo extremo.

No hay ejemplo mejor que la caída libre de Libia en el caos.

Tras describir a Hillary Clinton como la "principal arquitecta" de la fallida política hacia Libia, el legislador republicano Peter Roskam dijo en octubre en una audiencia de alto perfil sobre el ataque de 2012 en Bengazi que Clinton insistió en la participación estadounidense en Libia a pesar de las advertencias y de la oposición de importantes diplomáticos estadounidenses.

"(Stephen Mull, en ese entonces secretario ejecutivo del Departamento de Estado), dijo: 'En el caso de nuestra historia diplomática, cuando hemos proporcionado apoyo militar táctico o material a los pueblos que buscan echar del poder a sus líderes, sin importar cuán justa sea la causa, esto ha tendido a producir efectos negativos para nuestros intereses en esos países en el largo plazo'", dijo Roskam en una cita obtenida de comunicaciones obtenidas del servidor privado de Clinton.

Lamentablemente, Washington prestó poca atención a explorar las causas de raíz del terrorismo y habrá una guerra interminable contra el terror si Washington no elimina las causas de raíz del terrorismo y el extremismo.

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