La campaña de recaudación para financiar los viajes de la presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, para denunciar en todo el país el proceso de destitución al que se enfrenta logró sumar más de 100.000 dólares en las primeras 24 horas de funcionamiento.
La campaña fue lanzada por dos amigas de Rousseff a través de la página web de financiación colectiva "catarse.me", después de que el gobierno interino del presidente Michel Temer restringiera a Rousseff el uso de aviones oficiales apenas para trasladarse entre Brasilia y Porto Alegre, donde tiene su residencia particular.
En el primer día de campaña, un total de 4.761 donadores contribuyeron económicamente para la causa, totalizando 337.520 reales (unos 105.048 dólares), lo que supone una media de 22 dólares por contribuyente. Las promotoras de la campaña se han propuesto la meta inicial de obtener 500.000 reales (unos 153.380 dólares) para financiar los viajes de Rousseff.
Tras ser apartada del cargo el pasado 12 de mayo por el Senado, acusada de irregularidades fiscales, Rousseff mantiene algunas prerrogativas del cargo, como el derecho a utilizar la residencia oficial de la Presidencia y aviones oficiales.
Tras declarar que tenía la intención de recorrer el país para denunciar lo que considera "un golpe", el gobierno en funciones aseguró que la mandataria suspendida sólo podría usar el avión para ir hasta Porto Alegre.
Rousseff acudió a la justicia para que se le permita utilizar los aviones oficiales para dirigirse a cualquier destino, aunque el tribunal encargado del caso dictaminó que cualquier vuelo que no fuera entre Brasilia y Porto Alegre debería ser pagado por la propia mandataria.
El Senado brasileño decidirá en agosto si destituye o no a Rousseff. De ser así, el mandato que concluye el 1 de enero de 2019 será concluido por Temer, pero si fuera absuelta, recuperará el poder una vez que sea publicada la sentencia.