BEIJING, 1 jun (Xinhua) -- China declaró hoy de manera oficial la guerra a la contaminación del suelo con la publicación de un plan de acción para rehabilitar vastas extensiones de tierra contaminada en el país.
Corregir el desorden de décadas de industrialización y prácticas agrícolas cuestionables será una ardua y larga tarea y el plan establece tres hitos importantes.
Para 2020, la disminución de la calidad del suelo y la expansión de las áreas contaminadas se habrá detenido. Para 2030 todos los riesgos estarán controlados. Para 2050, se habrá establecido un círculo virtuoso para garantizar que el suelo revitalizado se mantenga así.
El Consejo de Estado, el gabinete de China, decretó que para 2020, el 90 por ciento de las tierras contaminadas, sin importar la forma en la que se utilizan, deberán ser seguras y para 2030 elevó esta cifra a 95 por ciento.
Ya están en marcha los análisis del suelo. Se ha implementado legislación sobre la prevención y control de la contaminación del suelo y se están preparando más leyes.
Las prácticas de administración de tierras se llevarán al siglo XXI, el suelo no contaminado será protegido y las fuentes de contaminación serán supervisadas de manera más intensa que antes. Se destinarán más fondos a la investigación sobre restauración del suelo contaminado y sobre la protección ambiental en general.
El plan podría dar algo esperanza a los consumidores chinos cada vez más interesados en la salud. Existen inquietudes en el sentido de que los productos agrícolas podrían ser igual de tóxicos, o incluso más, que el terreno donde son cultivados.
ERES LO QUE COMES
Tang Long, un residente de Nanning, capital de la región autónoma de la etnia zhuang de Guangxi, en el sur de China, paga mucho por cereal importado porque considera que los productos de arroz nacionales son malos para su bebé.
"Incluso si no hay nada malo con el procesamiento, es poco probable que el arroz cultivado en tierras contaminadas sea seguro", dijo Tang, quien no está dispuesto a arriesgar la salud de su hija.
Las inquietudes de Tang podrían ser un poco extremas, pero no carecen de fundamento. De acuerdo con los ministerios involucrados, cerca del 16 por ciento de toda el suelo estudiado y alrededor de una quinta parte de las tierras de cultivo están contaminadas con metales pesados como cadmio, arsénico, plomo y mercurio.
Cerca de 3,33 millones de hectáreas de tierras de cultivo, un área del tamaño de Bélgica, son inadecuadas para el cultivo.
Shen Lifa, quien cultiva arroz en Guangxi, dijo que su familia nunca come sus propia cosecha. Shen ha hecho una fortuna cultivando arroz rico en selenio que vende cuatro o cinco veces más caro que el arroz ordinario.
Se considera que los alimentos ricos en selenio ayudan a evitar enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, pero los campesinos, motivados por fines lucrativos, añaden fertilizantes químicos para forzar los altos niveles de selenio en los alimentos, lo que contribuye a la contaminación.
Y no sólo se trata de cultivos contaminados, sino de problemas ambientales que podrían persistir durante años.
En la ciudad china oriental de Changzhou, 500 estudiantes de la Escuela de Lenguas Extranjeras de Changzhou se enfermaron. El incidente todavía se está investigando y el caso es supervisado directamente por el Consejo de Estado.
Lo que es un hecho es que su nueva escuela fue construida a una calle de un terreno contaminado que alguna vez fue sede de tres plantas químicas.
EN EL CAMPO
El plan de acción incluye evaluaciones del suelo como parte de las evaluaciones ambientales generales. Para controlar la contaminación con metales pesados, para 2020 se reducirán en 10 por ciento las concentraciones permitidas en las descargas industriales en comparación con los niveles de 2013.
Para entonces, 1,3 millones de hectáreas de terrenos muy contaminados se habrán convertido en bosques o praderas.
De ninguna manera es fácil lograr estos objetivos. Li Fasheng, investigador de la Academia de Investigación de Ciencias Ambientales de China, considera que la tierra debe clasificarse conforme a los contaminantes involucrados.
"La contaminación industrial del suelo incluye metales pesados en los sitios de fábricas de hierro y acero, la contaminación por químicos orgánicos cerca de plantas de pesticidas y petróleo y los desperdicios electrónicos, los cuales deben tratarse todos de distintas formas", dijo.
Aunque es técnicamente viable retirar los contaminantes del suelo, el costo de la restauración de la tierra es enorme y requiere gran cuidado para evitar una contaminación secundaria, como en el caso de Changzhou.
Lan Hong, experto ambiental de la Universidad Popular de China, calcula que la restauración cuesta un mínimo de 90.000 yuanes por hectárea. Rastrear la contaminación con metales pesados cuesta significativamente más. Esto significa que costará más de 140.000 milliones de yuanes (21.000 millones de dólares) resolver el problema.
El Ministerio de Finanzas de China asignará este año cerca de 9.100 millones de yuanes para tratar la contaminación de la tierra, dos veces y media más fondos que el año pasado, pero todavía es una diminuta fracción de lo que se necesita.
BROTES VERDES
Hay mucho que aprender de la restauración del suelo ahora en curso.
Huanjiang, un distrito de Guangxi conocido por sus recursos de metales no ferrosos, alguna vez fue sede de un terreno muy contaminado hasta que en 2010 inició la limpieza.
El gobierno gastó 24,5 millones de yuanes para intentar eliminar metales pesados como arsénico, plomo y zinc. Polvo con cal fue diseminado en los campos de maíz y girasoles que concentraban arsénico. Más de una década después, más de 85 hectáreas de tierra han regresado a la normalidad, según las autoridades locales.
"Limpiar nuestro suelo será una larga batalla", dijo el investigador de la Academia de Investigación de Ciencias Ambientales de China.