BEIJING, 12 ene (Xinhua) -- Jojivini Vuna tuvo suerte. Esta mujer fiyiana de 90 años de edad se mudó a la casa de concreto de hijo apenas unos días antes del más intenso ciclón tropical en tocar tierra en su país el año pasado, el cual arrasó con su casa de madera.
El severo ciclón Winston, con vientos récord de categoría cinco, cobró 44 vidas y arrasó con aldeas al pasar por las cerca de 300 islas que conforman el archipiélago de Fiyi.
El paso del ciclón fue una amarga y vívida ilustración, no sólo para Fiyi, sino para el resto del mundo, de lo que está en juego ante anomalías climáticas cada vez más intensas alimentadas por el cambio climático.
Entre las víctimas del cambio climático, China, el mayor país en desarrollo del mundo, tomó la audaz medida de prometer 3.000 millones de dólares en el 2015 para ayudar a otros países en desarrollo. Un año más tarde, China desempeñó un papel decisivo en el logro de un acuerdo global sobre cambio climático en París.
La ampliamente aplaudida decisión de China en el combate a lo que podría ser el enemigo más cruel de la humanidad se basó en una visión concebida en 2012 e impulsada por el presidente chino Xi Jinping de construir una comunidad de futuro compartido para todos.
EL MAPA DE RUTA DE XI Y EL FUTURO DEL MUNDO
En defensa del concepto de la construcción de una comunidad con un futuro compartido para toda la humanidad, se espera que el presidente chino presente este mes un paquete de soluciones para el defectuoso sistema de gobernanza mundial en el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza.
La asistencia de Xi se produce en un momento en el que el mundo se encuentra en una encrucijada crítica entre el avance de la globalización y el retroceso de la integración económica mundial. Sus oportunidades y desafíos para ayudar a dar forma a un mundo mejor para todos no tienen precedentes.
Fue en Suiza en donde China hizo su debut en el escenario internacional cuando el entonces primer ministro chino, Zhou Enlai, llegó a Ginebra para una conferencia internacional sobre la situación en Vietnam e Indochina en 1954.
Los siguientes 63 años fueron testigos del milagroso auge de China, país que pasó de ser una nación pobre y devastada por la guerra a convertirse en la segunda economía más grande del mundo. En la ola de la globalización y la integración regional, China ha vinculado de manera estrecha sus intereses con los del resto del mundo.
En las últimas dos décadas, China ha aportado cerca del 30 por ciento del crecimiento global y desempeñó un papel fundamental en lo que respecta a llevar la economía mundial en recesión de nuevo al crecimiento luego del tsunami financiero mundial de 2008.
En la actualidad, el país encabezado por el presidente Xi es ampliamente considerado como una nación que soluciona problemas y con influencia global.
Desde que asumió su cargo, Xi ha buscado reformas amplias y meticulosas en el país con el fin de desarrollar una economía basada en la innovación y amigable con el medio ambiente, a la vez que reduce los índices de pobreza.
A nivel global, China ayudó a acabar con la pandemia de ébola en Africa y a construir carreteras, puentes, escuelas y hospitales en Asia y América Latina.
Estas tareas reflejan la visión conductora de construir una comunidad con un futuro compartido para todos alentada por la antigua sabiduría china que valora la armonía, la paz, la igualdad y la benevolencia.
UNA MEJOR COMUNIDAD TOMA FORMA
Para Xi, construir un mundo mejor concuerda con su mapa de ruta de construir una China mejor. La idea de una comunidad global ha sido impulsada por toda una serie de pautas diplomáticas detalladas y prácticas.
En las relaciones con los países vecinos, Xi enfatiza los cuatro principios de amistad, sinceridad, beneficio mutuo e inclusividad. Sobre su política en Africa, el presidente insiste en llevar beneficios reales a los habitantes del continente y en ayudar a impulsar su avance económico y social.
En un lapso de cuatro años, Xi demostró su visión para un mundo mejor al proponer la Iniciativa de la Franja y la Ruta y la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y del nuevo banco de desarrollo BRICS.
Encaminados a mejorar la infraestructura y a impulsar el comercio, los tres han sido apoyados por más de 100 países y organizaciones internacionales.
Wang Yiwei, importante experto en asuntos exteriores de la Universidad Renmin de China, dijo que una mejor infraestructura es clave para reducir la pobreza y compartir los beneficios de la globalización y agregó que "esto es parte de los secretos del éxito de China de los últimos 30 años".
Para unir al mundo como una sola comunidad de destino compartido, Xi ha planteado en sus giras por el mundo, en asambleas de la ONU, en reuniones de APEC y en cumbres del G20, la necesidad de lograr consensos.
UNA GLOBALIZACIÓN MÁS EQUILIBRADA
El deseo del presidente chino de lograr un mundo mejor basado en el diálogo y el respeto mutuo ha inspirado a gente de todo el mundo. Para muchos, su visión implica una visión más racional y justa de la globalización.
De acuerdo con Cui Hongjian, del Instituto de Estudios Internacionales de China, el mapa de ruta de Xi para un mundo mejor es diferente de los planes de Occidente en dos puntos fundamentales.
"China trata a los países en desarrollo como socios sobre una base igualitaria y siempre está lista para ayudar sin condiciones, mientras que Occidente siempre trata a los países menos desarrollados como mendigos que solicitan caridad y responde a sus necesidades con arrogancia e impaciencia".
Además, el modelo de ayuda de China es más sostenible que el de Occidente. Los chinos dan al mundo en desarrollo no sólo pescado, "sino los medios para pescar", dijo Cui.
Marisela Connelly, experta en estudios chinos del Colegio de México, dijo que "la disposición de China a hablar por la parte vulnerable de la globalización se debe a que, como muchos de ellos hoy, China fue alguna vez intimidada y explotada por Occidente durante cerca de un siglo. La mala fortuna decidió en parte el actual llamado de China para la justicia en asuntos globales".
La devoción de China por el bienestar de los vulnerables quizás fue más clara para los aldeanos de Fiyi.
En el 2013, con la ayuda de China, se erigió un muro para evitar las altas mareas en la aldea costera de Kiuva en la isla principal de Viti Levu. El proyecto fue muy elogiado por los residentes y funcionarios locales.
El muro constituyó una firme promesa de China para Vuna y para los cientos de miles en igual situación en el sentido de que ante un desastre nunca estarán solos.
En unos días, el presidente chino hará la misma promesa en persona en Suiza.