Una mañana de fines de enero, Wu Yuzhi de 72 años de edad se ausentó de su clase de baile: ella, su esposo y su pequeño nieto emigraron de la provincia de Heilongjiang, en el extremo norte de China, hacia la provincia insular de Hainan, en el extremo sur del país.
"El frío cortante y el esmog ya eran insoportables", comentó Wu, una profesora universitaria retirada de Harbin.
Wu huyó de los fríos inviernos norteños hacia Sanya en 2015 después de ver fotos compartidas por sus amigos en línea. Su familia compró un pequeño apartamento para utilizarlo para su migración anual.
Como el rápido desarrollo económico les ha generado más ingresos, muchos chinos están prestando más atención a la calidad de vida. Un creciente número de personas en el norte de China, sobre todo retirados que tienen tiempo, viajan al sur durante el invierno para disfrutar del clima cálido y de una mejor calidad del aire.
La gente generalmente parte a fines de octubre y regresa al norte hasta abril o mayo, como si fueran aves migratorias.
Hainan, en especial Sanya, es famosa por sus hermosas playas. Las temperaturas son superiores a los 20 grados Celsius, mucho más altas que en el norte. La provincia reportó que el año pasado la calidad del aire en 99,4 por ciento de sus días fue excelente o bastante buena. Por eso, no sorprende que la gente acuda a esa región para darse un respiro.
Zhao Kuan, de la Asociación de Turismo de la ciudad de Sanya, calcula que más de 400.000 pensionados optan por pasar el invierno en Sanya.
Se espera que el número crezca este año porque la presencia constante de esmog en el norte de China ha provocado que la gente anhele aire más limpio.
Por consejo de sus amigas, en 2012 Shao Jinfang de 67 años de edad comenzó a pasar el invierno en Sanya en compañía de su esposo.
"Tanto mi esposo como yo tenemos problemas cardiacos. El aire y el ambiente en la ciudad son buenos para nuestra salud. Me gusta mucho este lugar", comentó Shao.
Shao encabeza ahora el equipo de baile en la Mansión Linhai en el sitio turístico Dadonghai. Ellas y sus vecinas, 70 por ciento de la cuales son del nordeste, también han formado un coro.
"Sanya se ha convertido en nuestro segundo hogar", dijo Shao.
La enorme cantidad de pensionados que vacacionan ha impulsado los servicios de vivienda, alojamiento, salud, atención a ancianos y otros servicios. Aunque los recién llegados generan ingresos turísticos, también representan desafíos para la gestión urbana.
En invierno se duplica el número de gente que normalmente vive en Sanya, lo que ha afectado la vida de los residentes locales.
"Cuando llega el invierno es difícil conseguir un asiento en un autobús y hay largas filas en todas partes", se quejó el empleado Zhang Jianmin, quien pidió al gobierno proteger los recursos públicos.
El subdirector de la Academia de Ciencias Sociales de la provincia de Heilongjiang, Wang Aili, coincidió con su opinión y dijo que "las instalaciones de apoyo y los esfuerzos de coordinación entre provincias deben ser mejorados para servir mejor al grupo".