Aun durante las vacaciones del Festival de Primavera, los trabajadores de una compañía de condimentos de la provincia oriental china de Zhejiang han seguido empaquetando su tofu fermentado.
El tofu en conserva, llamado 'furu' en chino, es un condimento tradicional. De color rojo o blanco, este tofu característico de la ciudad de Shaoxing empezó a exportarse hace más de un siglo.
Shaoxing exportó el año pasado 1.233 toneladas de tofu fermentado por un valor total de 2,86 millones de dólares, cifras que suponen ascensos del 11,6 por ciento y el 11,3 por ciento, respectivamente. Hong Kong es el mayor importador, mientras que Europa y América del Norte son mercados emergentes.
El 'furu' se produce de manera tradicional a partir de la soja a través de una serie de complejos procedimientos y estrictas condiciones de temperatura y humedad. Las piezas más grandes, destinadas a la exportación, se dejan a macerar durante uno o dos años en vasijas selladas tras la fermentación.
"En el proceso se usa un vino de arroz amarillo local que contribuye al sabor especial", revela Xie Xiaoben, subdirector general de la compañía de productos alimenticios Xianheng de Shaoxing, que añade, para tranquilizar, que en ninguno de los pasos "se generan nitritos".
La esencia de la técnica para producir el 'furu' no ha cambiado mucho en el último siglo.
"Cada vez a más occidentales les gusta el furu", asegura Ren Mingxing, funcionario de inspección y cuarentena de Shaoxing.
La exportación de tofu fermentado no ha suscitado hasta el momento problemas de salubridad, y la especialidad ha aumentado la confianza extranjera en los productos chinos, de acuerdo con Ren.