Un jamaicano comparte su experiencia tras adoptar y criar a un niño chino en Beijing
Cleve Lloyd McKenzie y su hijo adoptivo Noah Foto: cortesía de Cleve Lloyd McKenzie
Fuente:Global Times
Beijing,06/04/2017(El Pueblo en Línea)-Cuando el jamaicano Cleve Lloyd McKenzie dejó su trabajo en Estados Unidos y se mudó a China en 2003, sabía que quería trabajar con niños. Ama a los niños y siente pasión por la enseñanza, pero ser padre de un niño chino no estaba en su pensamiento en ese momento.
"Llegué a China para enseñar inglés, pero ser padre no estaba en absoluto en mi agenda en ese momento, sin embargo, amo y adoro a los niños, y sabía que algún día querría adoptar uno", dijo McKenzie, el fundador y presidente de Sunrise International, que ofrece una gama de programas y servicios educativos para niños y sus familias.
En 2015, McKenzie se convirtió en el orgulloso padre adoptivo de un bebé chino, a quien llamó Noah. Significa "gran hombre de Dios".
Ahora con dos años de edad, Noah es un niño muy educado con una mente curiosa. Cualquiera puede ver que se trata de un niño chino feliz con un apetito creciente por aprender cosas nuevas, hasta que llama a su papá y un hombre negro alto con una gran sonrisa se acerca a él.
Dondequiera que vayan el padre y el hijo, crean un revuelo.
"Es muy raro que los lugareños vean a un adulto negro con un niño chino. Cada vez que Noah me grita papá, noto la confusión de la gente en sus caras, y algunos susurran entre ellos preguntándose cómo es posible que yo sea el padre", dijo McKenzie.
"Siempre dicen, 'el niño es tan blanco, y ese hombre es tan negro, es imposible'".
La adopción internacional se ha vuelto bastante común en China en los últimos años. Sólo en 2005, unos 15.000 niños chinos, en su mayoría niñas, fueron adoptados por extranjeros, según un informe del Financial Times de diciembre de 2016. Sin embargo, la mayoría de los padres adoptivos son americanos o europeos blancos, no personas de color. "No conozco a ningún otro negro que haya adoptado a un chico chino", dijo McKenzie.
Dijo que cuando estaba pasando por el proceso de adopción, incluso los empleados experimentados quedaron sorprendidos por su petición de adoptar a un niño chino.
"Creo que soy la primera persona de mi país en adoptar a un niño chino", dijo Mckenzie. "Espero que en el futuro más gente pueda hacerlo".
Según McKenzie, las organizaciones de adopción mantienen una lista de las nacionalidades que han adoptado niños chinos, y Jamaica no figuraba en la lista.
Un jamaicano comparte su experiencia tras adoptar y criar a un niño chino en Beijing
Noah con su maestro y compañeros de clase en la guardería. Foto: Zhang Xinyuan / GT
Una familia internacional
Desde que era joven, McKenzie tenía la idea de que adoptaría a niños de diferentes países del mundo y tendría una familia internacional.
"Hay tantos niños en el mundo que necesitan ayuda. Yo puedo tener un hijo de mi sangre, pero pensé, '¿por qué traer un niño más a este mundo cuando puedo criar a uno que me necesita'", dijo McKenzie.
Noah es el primer niño adoptivo de McKenzie. Aparte del hecho de que su vida está ahora en China y tiene sentido, McKenzie dijo que también eligió China porque quería mostrar una perspectiva alternativa de cómo es un buen padre.
"He estado trabajando con niños chinos durante un tiempo, y he aprendido a amarlos. Mi meta es adoptar tres niños, uno chino, un jamaicano y un africano", dijo. "[La otra razón] es que estoy en este país, y quería demostrar que los negros también somos inteligentes y tenemos corazón".
Habiendo decidido su camino, McKenzie tuvo la oportunidad cuando un amigo chino le dijo que un miembro de una familia de Henan tenía dos hijos y quería dar uno en adopción.
"Todavía recuerdo la primera vez que lo sostuve en mis brazos, fue tan emocionante para mí. Fue amor a primera vista", dijo McKenzie. Conoce a Noah cuando tenía cuatro meses.
"Al principio, Noah estaba un poco asustado porque era la primera vez que veía a alguien con mi color de piel, pero después de uno o dos días se acostumbró a estar a mi lado", dijo.
Para Mckenzie, cada día que pasa con Noah es una bendición. Saca a Noah a pasear cada mañana y le canta antes de dormir cada noche. Siempre están juntos.
"Todo fue abrumador al principio porque de repente hay una persona en tu vida a la que aprecias más que nadie", dijo Mckenzie.
No significa que no haya sido todo un camino de rosas. Inicialmente, Noah era un poco "travieso".
"Cuando llegó a la edad en la que podía destrozar mi ordenador y jugar con otras cosas, se hizo realidad. Dios mío, es muy travieso", dijo McKenzie con una carcajada.
Según él, los dos se unieron con bastante rapidez, pero al igual que con cualquier relación padre-hijo, habrá desacuerdos.
"Cuando discutimos o uno de nosotros está molesto nos reconfortamos", dijo. "Fue entonces cuando supe que nuestra conexión se había hecho más fuerte, y que siempre estaríamos juntos".
Según McKenzie, su vínculo se ha fortalecido hasta el punto en que Noah le regaña si hace algo inapropiado.
"Su madre venía y lo visitaba de vez en cuando, pero ahora Noah está más apegado a mí. Cuando no estaba en la habitación y Noah se quedaba con su madre, se pondría nervioso y lloraba por su papá", dijo.
Un jamaicano comparte su experiencia tras adoptar y criar a un niño chino en Beijing
Cleve Lloyd McKenzie, Noah Du McKenzie y Donnie Du en Miss Plus Size International 2016 en Beijing. Foto: Cortesía de Cleve Lloyd McKenzie
El regalo de una vida diferente
Noah se ha adaptado bien a su nuevo entorno de vida. Ahora, el inglés es el único idioma al que responde, y su dieta se compone principalmente de comida occidental. También ha adoptado algunos de los manierismos de McKenzie.
"Noah ha copiado mi actitud alegre", dijo McKenzie. La mayoría de los niños chinos son tímidos, pero Noah es bastante abierto. Donde quiera que van, levanta las manos y felizmente saluda a todo el mundo. A veces incluso asusta a la gente cuando entra en un lugar lleno de extraños y de repente grita hola a la gente.
Los abuelos de Noah inicialmente se mostraron reacios a renunciar a su adopción, pero los padres de Noah querían que fuera adoptado por extranjeros y que tuviera una vida diferente.
Noah tiene un primo de la misma edad que él, pero cuando comparas sus fotos, hay una diferencia.
"La forma en que visten y se comportan son totalmente diferentes, Noah es más independiente, hace cosas cotidianas por sí solo. Le gusta explorar y hacer preguntas", dijo Mckenzie.
Incluso la madre de Noah está muy sorprendida de lo diferentes que son los dos niños.
McKenzie mantiene una buena relación con los padres biológicos de Noah y planea explicar a su hijo de dónde proviene cuando pueda entenderlo.
Cuando Noah sea mayor y comience a hacer preguntas acerca de su madre biológica, McKenzie planea presentarle a su madre para que él sepa que ella lo quiere y que lo dio en adopción porque quería una vida mejor para él. "No quiero que eso sea un problema para él en el futuro, tengo todo listo para asegurarme de que se le cuide mental y físicamente", dijo Mckenzie.
McKenzie también guarda fotos de Noah que documenten los momentos importantes de su vida. Cuando Noah crezca, planea mostrarle y explicarle cómo llegaron a ser una familia.
Desafíos de ser un papá negro
Aunque los casos de personas negras que adoptan niños chinos son escasos, McKenzie no encontró ningún problema durante el proceso de adopción.
Lo que le preocupan son las reacciones que recibe de los chinos cuando sale con Noah.
"Todos quedan muy sorprendidos al vernos juntos. Dicen que es imposible, un hombre tan negro con y un niño tan blanco", dijo McKenzie. "A veces me duele ver que la gente no nos ve como una familia".
McKenzie se alegra de que la comunidad en la que vive y los círculos sociales con los que interactúa en Beijing están formados por personas abiertas e inteligentes que lo apoyan a él y a Noah.
"Me animan, me dicen lo increíble que es Noah. Sin ese apoyo no seríamos tan felices", dijo.
McKenzie espera que en el futuro, más gente negra pueda adoptar niños chinos.
"Vengo de un país pequeño, Jamaica, y en mi país, hay muchos chinos", dijo. "Nuestro mundo es como una batidora, como un arco iris, donde los diferentes colores se mezclan. Es la diversidad la que hace que nuestro mundo sea interesante y hermoso".
McKenzie ve un brillante futuro para él y su hijo, pero sigue siendo consciente de que Noah tiene otra familia que lo ama.
"Cuando Noah crezca, le dejaré elegir si quiere quedarse conmigo o prefiere volver con sus padres biológicos", dijo. "Lo más importante no es si el niño se queda contigo, es si puedes ayudar al niño a convertirse en una gran persona".