Un programa piloto lanzado por el Ministerio de Justicia de la provincia de Buenos Aires busca mejorar la calidad de vida a reclusas que viven con sus hijos, para lo cual construyó pequeñas viviendas dentro de un complejo carcelario.
Estas viviendas tienen las comodidades básicas para que los niños eviten ser impactados por el sistema penal.
Un equipo de Xinhua recorrió la Unidad 54, ubicada en la localidad de Florencio Varela, 38 kilómetros al sur de Buenos Aires, donde dialogó con internas que fueron alojadas en una de las casas construidas por el plan estatal.
Se trata de reclusas que están en etapas avanzadas de cumplimiento de su condena y se acercan al beneficio de las salidas transitorias.
"Hace dos años que estoy detenida. Vengo de la Unidad 33, estaba en un pabellón y me trajeron acá para un beneficio. Obviamente que no es nada igual a un pabellón, es distinto", dijo a Xinhua Miriam, madre de Ciro, un bebé de ocho meses de vida.
"Estoy bien con el nene, cambia (la situación), hay menos ruido, menos policías, aunque igual las rejas se escuchan. (Estoy) bien, mejor", explicó.
"Con las compañeras todo bien, nos manejamos como en toda casa, normal, aunque no se puede comparar una casa con una cárcel, porque no dejamos de estar presas. Está muy bien, nos cambió bastante una casita, sería lindo que así como nos dan una casita a las presas, le den una casita a la gente de la calle", comentó.
La Unidad Penal 54 es una prisión mixta, con un sector delimitado para hombres y otro para mujeres. La casa que se facilitó a las internas está dentro de la prisión, por lo que la rodean alambrados y murallas. Y si bien está contigua a los pabellones comunes, aquí las reclusas pueden cocinar su propia comida, los niños tienen sus espacios, sin presencia policial constante.
El beneficio se dispuso porque la ley penal bonaerense dispone que los niños menores de cuatro años deben vivir con sus madres detenidas, para no interrumpir el vínculo.
El Servicio Penitenciario Bonaerense tiene en la actualidad detenidas a 1.228 mujeres, de las cuales 53 tienen hijos pequeños y 22 están embarazadas.
Aquí, en Florencio Varela, hay cuatro mujeres que accedieron al beneficio, tres con sus hijos y una joven embarazada.
En total hay 60 niños en penales bonaerenses con sus madres.
Nancy, madre de Timoteo, de un año, dijo a Xinhua que la vida en la casa provista es diferente a la de un pabellón.
"Es totalmente distinto, me parece que está muy bueno para los chicos, es realmente un cambio. Vamos a ver si nos podemos de acá, es un régimen semiabierto y es ir un paso más adelante", destacó.
"Acá (Timoteo) sale más a jugar afuera, a los jueguitos, no hay chicos que le enseñen a pelear, se levanta más temprano. Es más cómodo. En los pabellones, cuando llueve cierran el patio. Es otra cosa. Acá pueden salir, no hay un cierre, y si llueve podés correr que no te van a decir nada. En los pabellones hay un horario de patio, es todo muy distinto", agregó.
Habitualmente, las unidades penales de Argentina enfrentan situaciones de hacinamiento, sobrepoblación, falta de higiene, problemas edilicios y violencia.
El director del Penal, Ricardo Gianfelici, quien está hace un año y medio al frente de la Unidad 54, explicó que en el lugar hay "tres internas con hijos, en un contexto donde las internas salen un poquito de lo que es el encierro, el ruido a rejas, el soporte sólido de un pabellón cuadrado, a una casa muy similar a un 'chalecito'".
Estas viviendas están equipadas con refrigerador, cocina, calefacción, cama, cuna y juegos.
"Pueden cocinar, pueden tomar mates (bebida tradicional), tienen ventanas sin rejas, todo en un ámbito propicio para que la criatura realmente se sienta como si estuviese en libertad y contenido, como si fuese un barrio civil y fuera de los muros de una unidad penitenciaria", dijo Gianfelici.
"Lo que cambia en el desarrollo del niño, mentalmente, es magnífico, por esa cuestión de salir de la casa, de la casita donde viven, tener un patio con juegos, con plantitas, con flores, no depender de que el personal de seguridad le vaya marcando la pauta de lo que debe hacer y no debe hacer, sino meramente que es una cuestión de visibilizar que estén bien, tanto la criatura como su mama", afirmó.
"Ese es el aspecto al que el personal penitenciario más se aboca. También tienen la contención y la atención médica, contamos con pediatras, con psicólogos, con personal pedagógico, que está constantemente con la criatura", añadió.