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Un barco ecológico investiga en aguas cubanas

Actualizado a las 07/08/2017 - 08:51
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Por Raúl Menchaca

LA HABANA, 6 ago (Xinhua) -- Los niños miran con expresión de asombro cuando recorren el barco Race for water Odyssey, una singular embarcación suiza movida por las energías del sol, el viento y el mar, y que por estos días realiza una misión científica en Cuba.

"Parece una isla metálica", dice Karen Silva, una niña de 12 años que manifiesta a Xinhua su sorpresa por el diseño del buque, cuya cubierta está ocupada por más de 500 metros cuadrados de paneles solares que le permiten avanzar a una velocidad aproximada de cinco nudos.

También tiene instaladas baterías de litio que almacenan la energía captada del sol, a fin de utilizarla para navegar de noche y si predominan cielos nublados en determinados tramos de la trayectoria.

Además, a partir del procesamiento del agua de mar, en el barco se produce hidrógeno, gas que después se convierte en electricidad para mover las hélices mediante dos baterías de 30 kilowatts cada una.

Como si fuera poco, cuenta con una cometa de tracción de 40 metros cuadrados de superficie, que al desplegarse alcanza una altura de 150 metros, y permite un uso óptimo del viento para duplicar la velocidad del barco bajo ciertas condiciones atmosféricas y ganar mayor autonomía en el desplazamiento.

Silva, quien estudia en una escuela secundaria de La Habana, pero ahora está de vacaciones, formó parte del centenar de niños y adolescentes cubanos que visitaron el buque, llegado a la isla el pasado 20 de julio como parte de la segunda expedición científica alrededor del mundo del gigantesco catamarán.

El programa en Cuba está conformado por talleres a bordo sobre energías renovables y microplásticos, muestreos en la bahía de La Habana junto a investigadores del estatal Centro de Estudios Ambientales de Cienfuegos e intercambios con científicos, activistas y autoridades locales.

Race for water Odysseys es considerado como el catamarán híbrido más grande del mundo con 35 metros de largo, una altura de 6,3 metros y un calado de 1,8 metros, y tiene una tripulación francesa y un equipo científico conformado por noruegos y alemanes.

"El proyecto busca encontrar soluciones y compartir experiencias en torno a la problemática mundial que es la contaminación de los océanos con residuos plásticos", dijo en rueda de prensa el director de la fundación suiza Race for Water Odissey, Serge Pittet.

La estancia del barco, que el martes próximo parte de Cuba, ha sido aprovechada por el Centro de Estudios Ambientales de la central provincia cubana de Cienfuegos para conocer de primera mano la tecnología que se emplea para determinar el tipo de plástico que hay en los océanos y cómo se maneja este problema.

"Es importante estar en Cuba. Para una isla es complicada la gestión de los desechos, y el mundo necesita saber cuál es la forma de preservar el océano y hacer algo para eso a su nivel", explicó Camille Rollin, responsable de proyectos de residuos plásticos y energía de la fundación.

Rollin consideró que como los océanos son "como una sopa de plástico casi imposible de limpiar"; debe buscarse la solución desde la tierra en el reciclaje, un tema tecnológicamente complejo, pues el plástico debe clasificarse y separarse a diferencia de otros desechos como el papel y el aluminio.

No obstante, la experta afirmó que se trabaja en la conformación de una máquina capaz de transformar en energía una mezcla de desechos plásticos, los que adquirirían nuevo valor de uso, además de que generaría empleos y serviría como fuente de ingresos a los recolectores de residuos plásticos.

Para los científicos cubanos, la visita ha permitido compartir metodologías de trabajo, y tomar muestras de agua, biota y sedimentos, lo que ayuda a ir conformando una matriz de los niveles de contaminación de plásticos y microplásticos en la isla.

El buque, que arribó a La Habana proveniente de las Bahamas, partirá después hacia República Dominicana como parte de una vuelta al mundo a lo largo de cinco años, iniciada en Europa en abril último y que incluye su estadía en la Olimpiada de Tokio, en el 2020, y en la Expo Mundial de Dubai, al año siguiente.

La Fundación Race for Water, creada en el 2010 por el empresario suizo Marco Simeoni, busca promover la transformación de los residuos plásticos en recursos energéticos, y hacer conciencia entre las nuevas generaciones sobre la urgencia de conservar los océanos.   

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