Por Carina López
MEXICO, 23 sep (Xinhua) -- "¡No podía moverme por el dolor de mi operación, pero el miedo me hizo bajar tres pisos caminando y salir del hospital!", expresó hoy Francisca Hernández, superviviente del terremoto del 19 de septiembre en México.
Hernández, de 65 años, relató a Xinhua su experiencia durante el devastador movimiento telúrico de magnitud 7,1 en la escala de Richter que cimbró el pasado martes el centro de México y, hasta el momento, se ha cobrado la vida de 307 personas.
"El mismo día del sismo, a primera hora, me operaron por un dolor de vesícula en la clínica 32, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que está en Coapa (Ciudad de México), y luego me pasaron a recuperación", relató la anciana.
La colonia (barrio) Villa Coapa es una de las zonas más golpeadas de la capital mexicana tras el fuerte movimiento, en donde murieron 19 niños a causa del derrumbe del Colegio Enrique Rébsamen.
Como al mediodía del martes, continuó "Panchis" (como le dicen sus amigos), "me pasaron al tercer piso para poder terminar con mi recuperación, pero una hora después comencé a sentir que alguien empujaba mi cama".
"Mi hermano José, que estaba conmigo, me dijo que estaba temblando, yo no le creí en un principio; cuando comencé a oir los gritos de todos los pacientes y cada quien, con su suero en mano tuvieron que salir caminando y comenzar a bajar las escaleras", dijo la abuela de ocho nietos visiblemente conmocionada.
"Panchis" dice que no supo de dónde sacó fuerzas para levantarse de la cama y comenzar a bajar caminando, junto con su hermano, tres pisos hasta llegar a la explanada principal.
"Sentí que las escaleras eran interminables, vi cómo se rompían todos los vidrios del hospital, una señora que también iba bajando alcanzó a cortarse los pies con una explosión de los cristales", recordó.
"En el camino, -dijo Hernández-, vi a mucha gente correr desesperadamente, quedarse en una esquina esperando lo peor, caer todas las cosas en las camillas con todo y pacientes".
Cuando por fin llegó a la planta baja, la señora recordó de inmediato las consecuencias del terremoto de 1985, mismo que también vivió en la Ciudad de México y que dejó unos 12.000 muertos.
"El temblor del 85 fue terrorífico por la cantidad de muertos, pero este fue instantáneo ni siquiera sonó la alarma sísmica antes sino hasta que ya estaba moviéndose todo", consideró.
La hija de doña Francisca, Esperanza, llegó corriendo al hospital, esperando lo peor porque en el trayecto vio por lo menos dos comercios derrumbarse.
Esperanza iba acompañada de su hermano Alejandro, el cual entró corriendo al hospital a punto de colapsar en busca de su madre.
"Panchis" trató de localizarlo y, minutos después, lo vio ayudando a una mujer que acababa de tener un bebé.
Juntos lograron salir del hospital y, después de ver varios edificios desplomados y un puente peatonal colapsar en Xochimilco, llegaron a su hogar.
"Supe que ese día cerraron el hospital porque se cayó una parte. En ese momento me dije: 'Dios me dio una segunda oportunidad' y ahora veo con distintos ojos la vida que aún me queda", expresó.
Luego de cuatro días después del seísmo, Francisca Hernández se despertó este sábado con el sonido de la alarma sísmica y un nuevo movimiento de 6,1 grados Richter, proveniente del sureño estado de Oaxaca. Sin embargo, fue casi imperceptible para ella y continúa recuperándose en su hogar.