Por Luis Rojas
MEXICO, 19 oct (Xinhua) -- A un mes del devastador sismo de 7,1 grados, que afectó a cinco estados mexicanos, principalmente a la Ciudad de México, sus habitantes buscan superar las secuelas.
"Perdí mi tranquilidad, la paz y la armonía que había en mi casa", dice Fannie Emery, de 42 años y madre de dos menores, al hacer un balance de lo que le dejó el terremoto del pasado 19 de septiembre.
Tras el sismo, Emery decidió mudarse de un departamento en un edificio a una casa en el sureño barrio de Coyoacán en busca de un sitio más seguro y que no le recordara la experiencia que vivió en el segundo piso de su antiguo domicilio.
"Fue una experiencia terrorífica ver caer todos los objetos, todos los adornos, todos los cuadros de la paredes, e incluso hubo algunas fracturas en los muros", explicó Emery a Xinhua.
Emery cuenta que afortunadamente no registró alguna pérdida familiar.
El terremoto dejó 228 muertos en la Ciudad de México, 74 en Morelos, 45 en Puebla, 15 en el estado de México, 6 en Guerrero y 1 en Oaxaca, para hacer un total de 369.
Pero el movimiento telúrico sí le generó a la mujer una enorme angustia que le ocasionó varias noches de insomnio, y una profunda intranquilidad por pensar en lo que pasaría si se repite el sismo en compañía de sus hijos de tres y cuatro años.
"Fue un parteaguas para nosotros, porque decidimos cambiarnos de casa, incluso cuando nos representa un mayor gasto", explicó.
"Ese dinero de más está pagando mi tranquilidad, y he vuelto a dormir como niña", agregó.
Para la familia Diego, la situación es más complicada.
Ellos habitaban en el cuarto piso de un edificio de la colonia Portales, en el sur de la capital del país, un inmueble de cinco plantas construido en 1981, parcialmente colapsado y candidato a ser demolido.
El derrumbe de las primeras dos plantas dejó a una persona sin vida y a la familia sin sus pertenencias, quienes siguen sin poder recuperar tras un mes, mientras esperan el permiso de las autoridades.
"Necesito regresar a mi vida normal lo más rápido posible", dijo a Xinhua Leonardo Diego, el jefe de la familia de 47 años y empleado del gobierno federal.
"Quiero retomar la vida normal porque perdí ropa, perdí documentos, perdí computadora, perdí todo", agregó.
La familia de Diego tuvo que realizar una mudanza de emergencia a unos cuantos metros del edificio colapsado, y pudo armar un nuevo hogar gracias a las donaciones de ropa y otros artículos que recibió del plan de ayuda organizado por la ciudadanía en redes sociales.
Para Rodrigo Diego, estudiante universitario de Geografía de 18 años, la experiencia del devastador sismo, que dejó daños totales a 2.273 viviendas y 38 colapsos en la capital, ha sido un tormento.
"Es algo horrible saber que te quedaste sin casa, que te quedaste sin nada", explicó.
"Pero como todos estábamos bien, eso me hizo recapacitar en que hay cosas más importantes en la vida, lo material se recupera pero la vida no", dijo.
Leonardo Diego, cuyo vehículo subcompacto sigue sepultado bajo las ruinas del inmueble, asegura que su experiencia con el sismo del pasado 19 de septiembre ha sido más dura que la vivida hace 32 años con el terremoto de 8,1 grados, que dejó al menos 3.692 muertos, según cifras oficiales.
Para Leonardo, el daño ha sido más cercano que en 1985 cuando, siendo un adolescente, apenas sintió el movimiento y no tuvo pérdidas que lamentar.
"Sé que hay gente que puede decir que el 85 estuvo peor, pero para mí este fue más duro, además de que lo perdí todo", agregó.
Ahora, Leonardo está más pendiente de los sismos de cualquier magnitud, porque prefiere estar alerta ante lo impredecible.
El sismo de hace un mes, ocurrió 12 días después de un terremoto de 8,2 grados, el de mayor intensidad en 100 años, que cimbró también el centro y el sur del país, y dejó 98 muertos, además de graves daños materiales, sobre todo en los estados de Chiapas (sureste) y Oaxaca (sur), ambos con una elevada población indígena.
El gobierno mexicano calculó las pérdidas de ambos sismos en 48.000 millones de pesos (unos 2.549 millones de dólares), con afectación a más de 12 millones de personas.
El alcalde de la Ciudad de México, Miguel Mancera, dijo este jueves que los daños a la capital en el sismo de menor magnitud fueron mayores por la cercanía del epicentro, ubicado a unos 120 kilómetros de la metrópoli.
"Todos en la Ciudad de México tuvimos afectación, no hay una sola persona que no hubiera tenido una afectación", dijo el alcalde de la capital en un mensaje al cumplirse un mes del devastador fenómeno.
Fannie Emery también recurrió a la ayuda psicológica, pero está convencida que en la actualidad ningún sitio en el mundo está exento de algún riesgo.
Recuerda que en 1985, cuando tenía 10 años, su familia también se mudó por unos cuantos meses a la ciudad vecina de Querétaro, en el estado del mismo nombre (centro) por el gran temor que en ese entonces les generó el terremoto.
El portal de bienes raíces del sitio de internet Mercado Libre aseguró esta semana que los patrones de búsqueda de vivienda cambiaron a raíz del sismo del 19 de septiembre, con una demanda por casas tres veces mayor a la normal.
Emery dijo que el responsable de auxiliarla en su mudanza le comentó que su trabajo creció como nunca después del 19 de septiembre.
"Mucha gente se está mudando, y no porque sus edificios hayan quedado dañados, sino más bien su espíritu", agregó.