Por Raimundo Urrechaga
LA HABANA, 9 nov (Xinhua) -- En las calles de la capital cubana no se comentaba otro tema este jueves sino el reciente paquete de medidas anunciadas por la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, que endurecen los viajes y el comercio de ese país con la isla.
Los titulares de los medios impresos cubanos explicaban el alcance de estas regulaciones, así como la reacción del Gobierno cubano ante este evidente retroceso en las relaciones bilaterales, que a muchos cubanos les parece el regreso a los peores tiempos de la Guerra Fría.
"Realmente es un retroceso más desde que el presidente Trump llegó al poder. Habíamos avanzado bastante con Obama y había buenas perspectivas, pero desde principios de este año prácticamente todo ha ido para atrás", dijo a Xinhua Elier González, un taxista de 33 años.
Como González muchos cubanos opinan que las nuevas medidas para los visitantes estadounidenses disminuirán considerablemente el flujo de norteamericanos hacia la isla, el cual había aumentado en los últimos dos años de manera sustancial.
Las nuevas disposiciones de Washington prohíben las visitas individuales de los ciudadanos estadounidenses a la isla bajo la categoría de intercambios "pueblo a pueblo".
A su vez, imponen condiciones a los viajes educacionales y académicos, y en ambos casos tendrán que hacerse bajo supervisión estadounidense.
"Había mucho turismo estadounidense antes de Trump y ahora con estas nuevas regulaciones se reducirá a lo mínimo. Esto perjudica al Estado cubano, pero también a los trabajadores privados", afirmó Lucía Vasallo, una vendedora de artesanías en La Habana Vieja.
Si bien las nuevas normativas buscan "empoderar" al sector privado cubano, muchos "cuentapropistas" de la isla, como son aquí conocidos, creen que a la larga se verán muy afectados por estas regulaciones.
"Existe temor o desconocimiento sobre qué es legal o no para viajar a Cuba por lo complejo de estas medidas y sin dudas nos traerá graves afectaciones económicas", manifestó a Xinhua Barbara Rodríguez, dueña de una cafetería en la barriada de Miramar.
Según datos oficiales en 2016 visitaron Cuba unos 285.000 estadounidenses mientras este año se espera que superen los 400.000.
"Tenía varios grupos de norteamericanos para este mes y diciembre y varios de ellos han cancelado su reserva, es realmente frustrante y difícil para nosotros", afirmó Margot Ruiz, quien arrienda su apartamento a turistas en La Habana.
Las nuevas regulaciones que entraron en vigor este jueves prohíben el intercambio comercial de empresas estadounidenses con 179 "holdings" y compañías cubanas asociadas a las fuerzas armadas y organismos de seguridad e inteligencia.
Los estadounidenses no podrán hospedarse en 83 hoteles pertenecientes al grupo turístico Gaviota, perteneciente a GAESA, conglomerado empresarial de las fuerzas armadas.
Asimismo, decenas de comercios, compañías turísticas, establecimientos e inclusive la compra de algunos productos como refrescos y ron quedan vetados para los estadounidenses.
"Es realmente ridículo que el Gobierno de Estados Unidos le diga a sus ciudadanos qué refresco o marca de ron pueden beber o no en Cuba. No hay forma que ellos puedan verificar eso", aseguró Juan Valdés, un trabajador estatal.
Esto se une a una advertencia de viaje que emitió en septiembre pasado el Departamento de Estado donde instó a los norteamericanos a no visitar Cuba debido a los supuestos ataques contra su personal diplomático en la isla.
Hoteles de las cadenas Gran Caribe y Cubanacan, pertenecientes al Ministerio de Turismo de Cuba, quedaron fuera de la lista y los viajeros estadounidenses podrán hospedarse en estas instalaciones.
Motivados en gran medida por el deshielo entre ambos países en 2015 miles de cubanos iniciaron negocios particulares y hoy existen en todo el país unas 21.000 casas y apartamentos de renta, así como unos 2.000 restaurantes privados.
"Lo único que queda es que Trump decida romper relaciones con Cuba. Ahora estamos peor que hace muchos años", sentenció Valdés.