A medida que el médico gana confianza, su práctica crece |
Por Yang Jun
Beijing,23/10/2017(El Pueblo en Línea)-Cuando Zhong Jing, de 35 años, se mudó a Longhe hace nueve años, no había clínica ni camino. Los aldeanos enfermos tenían que levantarse a las cinco de la mañana y caminar más de cuatro horas para ver a un médico. Esa es la única forma en que podrían regresar, mientras el sol todavía iluminaba.
Desde su llegada a ese remoto lugar, la doctora Zhong ha dirigido la única clínica de la aldea, situada en la prefectura autónoma Qianxi'nan Bouyei y Miao, provincia de Guizhou. Ella consulta a más de 100 pacientes diarios, algunos provenientes de comunidades vecinas.
"Aunque ahora se ha construido una carretera y el transporte ha mejorado, viajar fuera de la aldea para recibir tratamiento médico ahora es la última opción porque los residentes ahora tienen médicos que los atienden en la puerta de su casa", afirma Zhong, delegada al XIX Congreso Nacional del Partido Comunista de China.
Ella trabajó anteriormente en un hospital privado en Guiyang. En 2006, hizo su primera visita a Longhe, a más de 200 kilómetros de distancia, porque su esposo trabajaba para el gobierno local.
Cuando se enteró de que muchos aldeanos ancianos de Longhe tenían artritis u otras afecciones relacionadas con la edad, y que algunas mujeres eran infértiles debido a problemas ginecológicos, su corazón se conmovió.
En 2008, renunció al hospital de Guiyang y estableció una pequeña clínica en Longhe invirtiendo 20,000 renminbi (3,000 dólares) de su propio dinero. Esa cifra eran todos sus ahorros del momento.
Para que los medicamentos fueran más asequibles, convirtió lo que estaba a granel en pastillas. Para alentar a los pacientes enfermos a recibir un tratamiento oportuno, ella prometió que no los cobraría hasta después de haberse recuperado por completo.
A medida que sus habilidades comenzaron a ser reconocidas por los residentes, un creciente número de pacientes con artritis, problemas ginecológicos y enfermedades de la piel acudieron en busca de ayuda. Incluso los residentes le pidieron consejos sobre enfermedades del ganado.
"Me dije a mí misma que debía aprender más, porque ellos confiaban en mí", asegura Zhong. "Para enfermedades desconocidas, por la noche consultaba los libros de medicina. Y si no encontraba el tratamiento en los libros, pedía consejo a experimentados médicos".
Todo fue bien hasta que tres meses más tarde, el esposo de Zhong fue transferido a otro puesto en Xingyi, la sede de la prefectura a 80 kilómetros de distancia.
Entonces Zhong vaciló, pero finalmente decidió quedarse en Longhe.
Para asegurarse de que los pacientes de edad avanzada que no pueden salir de la casa reciben un tratamiento oportuno, Zhong comenzó a hacer visitas a domicilio, proporcionándoles chequeos y consejos. Para llegar a algunas casas, Zhong tiene que caminar más de cuatro horas por un camino de montaña lleno de baches y en ocasiones fangoso.
"No importa cuán malo sea el clima, Zhong siempre viene a visitarnos cada vez que lo necesitamos", pecisa Li Guofang, residente en Longhe.
"Zhong ha sido muy amable con los aldeanos, los ancianos y los niños. Ha estado tan ocupada que a veces no tenía tiempo para comer", testimonia Zhong Shiying, de 66 años, quien a menudo procura a Zhong para recibir tratamientos por su artritis.
Ahora Zhong quiere poner en práctica otros planes. Ella anima a los residentes para que aumenten sus ingresos mediante el cultivo de plantas que se utilizan en la medicina tradicional china.
Zhon hará necesario puente entre los aldeanos y las compañías farmacéuticas.
"La idea aún no está madura", admite la abnegada doctora. "Antes de ponerla en marcha, tengo que asegurarme de que beneficiará a las personas".