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La Casa de la Trova de Santiago de Cuba, raíz de la música cubana

Actualizado a las 11/12/2017 - 09:46
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Por Raúl Menchaca

SANTIAGO DE CUBA, 10 dic (Xinhua) -- Resulta imposible visitar o hablar de Santiago de Cuba sin conocer la Casa de la Trova, una concurrida institución cultural donde se esconden las raíces más profundas de la música cubana.

En una casa casi centenaria, ubicada apenas a unos metros del céntrico Parque Céspedes, prácticamente no cesan los acordes de las guitarras, ni las voces de cantantes, profesionales o no, que mantienen viva la tradición de los trovadores, que comenzaron a aparecer en la ciudad hacia 1850.

Aquellos hombres, casi todos bohemios y bebedores, se ganaban el sustento con una guitarra y la voz para interpretar una gran variedad de expresiones artísticas con temas de la cotidianidad, que incluían desde el amor hasta asuntos políticos.

"En la trova vive la vida del santiaguero", dice a Xinhua el promotor cultural Santiago Puente, un asiduo al local adonde, desde su inauguración en 1968, han concurrido los más grandes músicos cubanos y hasta el mismísimo Paul McCartney, uno de los integrantes del mítico cuarteto británico The Beatles.

Lo que hoy es una importante institución cultural cubana, fue desde la década de los 40 del pasado siglo un punto de reunión informal de músicos, quienes se acercaban al pequeño negocio de venta de comidas para compartir canciones y experiencias sin mucho protocolo.

El triunfo de la Revolución Cubana, en enero de 1959, que abrió una etapa de florecimiento de la cultura y la educación, significó la constitución oficial de la casa, que como institución atesora la Distinción por la Cultura nacional.

No es difícil cantar en ese lugar, aunque hay una especie de convención no escrita que determina que sólo lo hagan quienes tienen buenas voces y sean capaces de transmitir el especial sentimiento de las viejas canciones cubanas.

El veterano Alejandro "Nene" Almenares es hijo de Ángel Almenares, uno de los cinco fundadores de la Casa de la Trova, y ahora rinde homenaje a su padre desde el trío "Los Taínos", donde canta y toca la guitarra con increíble maestría a pesar de sus 76 años de vida.

"La trova es lo más significativo, exclusivo y genuinamente cubano de lo que es esta ciudad heroica, prodigiosa", afirma con inusitada pasión Almenares en un diálogo con Xinhua poco después de terminar una actuación.

Trovador, compositor, guitarrista, tresero y luthier, "Nene" Almenares es un baluarte en la defensa de una tradición que le permitió acercarse a grandes de la música cubana, como Miguel Matamoros o Ñico Saquito, y empezar a componer canciones desde los 13 años.

Esa transmisión trovadoresca de padres a hijos es algo natural, como también asegura el músico Jorge Ferrer, cuya madre lo llevaba a ese local desde pequeño, en especial cuando tocaba la orquesta de su tío Electo Rosell, que interpretaba el más genuino son cubano.

"La trova enmarca muchas cosas, porque no es un género como tal, sino una forma de expresión cultural, de donde beben muchas personas. Por ejemplo yo. Para mí es parte de mi vida", afirma Ferrer con contundencia, al comentar su temprano acercamiento a la institución.

Graduado como guitarrista en una escuela de arte de la ciudad, Ferrer está convencido de la autenticidad de lo que se hace en ese lugar y, sobre todo, de la influencia que tiene sobre la música cubana.

Lo cierto es que los santiagueros no pueden vivir sin esta institución donde decenas de personas se reúnen a lo largo del día, pues la casa abre sus puertas en la mañana y sólo las cierra a las dos de la madrugada del día siguiente para tomar un breve respiro.

Esa constante renovación entre trovadores profesionales y aficionados hace que la Casa de la Trova de Santiago de Cuba sea un verdadero santuario cultural, donde se puede apreciar cada día la pervivencia de las más puras esencias de la música popular cubana.   

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