El candidato presidencial Sebastián Piñera, de la coalición Chile Vamos, participa durante su acto de cierre de campaña, en Santiago, capital de Chile, el 14 de diciembre de 2017. (Xinhua/Jorge Villegas)
Por Javier Ureta
SANTIAGO, 16 dic (Xinhua) -- El candidato de Chile Vamos (derecha), Sebastián Piñera, uno de los hombres más ricos del país, llega a la segunda ronda electoral con incertidumbre, pero con el deseo de terminar con las tareas que empezó en su primera etapa al frente del Ejecutivo (2010-2014).
El político no pudo conseguir en la primera vuelta de noviembre pasado la ventaja que le auguraban las encuestas, mismas que ahora le dan un empate técnico con el oficialista Alejandro Guillier (centroizquierda).
Sebastián es el tercero de los seis hijos de José Piñera, fundador de la Democracia Cristiana, uno de los partidos fundamentales para entender la vida política chilena. De educación cristiana, estudió ingeniería comercial en la Pontificia Universidad Católica de Santiago, e hizo un máster en Harvard (Estados Unidos).
Es hermano de un ministro del ex presidente de facto de Chile, Augusto Pinochet, y tiene cuatro hijos y ocho nietos, más otro que viene en camino.
Se casó con Cecilia Morel, orientadora familiar y juvenil y licenciada en Familia y Relaciones Humanas de la Universidad Mayor de Chile, con quien tuvo cuatro hijos: Magdalena, profesora de Historia; Cecilia, pediatra; Juan Sebastián, ingeniero comercial; y Cristóbal, psicólogo.
Su brillante currículum le valió para ser consultor de entidades financieras como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, además de encabezar Citicorp y ser accionista mayoritario de empresas claves del país austral como LAN Chile, Chilevisión y la prestigiosa clínica Las Condes.
Sebastián Piñera empezó una carrera como empresario que lo transformó en uno de los hombres más poderosos del país.
Realizó trabajos para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), abrió su propia constructora, Toltén, y fue consultor del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo.
Su prestigio creció a la par que sus negocios.
Trajo a Chile las tarjetas de crédito Visa y MasterCard, asumió la representación de Apple, compró la aerolínea Lan, ingresó a la propiedad de la empresa de comunicaciones Entel, entró al directorio de la prestigiosa clínica Las Condes, fue propietario del canal Chilevisión y fue el mayor accionista individual del club de fútbol Colo-Colo.
Sus aspiraciones políticas, mientras tanto, fueron aumentando.
En 2005, cayó derrotado ante Michelle Bachelet en la segunda ronda, sin embargo, se repuso del golpe y en 2010 se convirtió en el primer presidente de derecha del país austral después del gobierno militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
Sus cuatro años de estancia en La Moneda estuvieron marcados por luces y sombras.
La economía, eterna preocupación de Piñera, mejoró, pero algunos expertos señalaron que se debió a un ciclo creciente del cobre, la base auténtica de las finanzas chilenas.
Su mandato estuvo plegado de agitación social, protestas y constantes sospechas de corrupción que a la fecha involucran a buena parte de sus ministros o colaboradores, cuyas presencias en los juzgados son constantes.
Después de su gobierno pasó a cargos institucionales, como la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, si bien su verdadero deseo siempre fue volver a La Moneda para terminar los objetivos inconclusos de su primer mandato.
La llegada parecía fácil. Las encuestas le auguraban el apoyo casi unánime de derecha y la izquierda se presentó a la primera ronda muy dividida, con el bloque oficialista que propuso dos candidatos por primera vez en su historia.
Sin embargo, las urnas demostrados que la realidad es tozuda.
Pese a ser el candidato más votado en la primera vuelta con el 36 por ciento de los votos, la extrema derecha de José Antonio Cast le quitó un buen porcentaje de apoyo (casi 8 por ciento).
En tanto, la izquierda sumó más del 50 por ciento del apoyo desglosado en cuatro de sus aspirantes (el oficialismo de Guillier 22,7 por ciento; el Frente Amplio de Beatriz Sánchez 20,63 por ciento; la Democracia Cristiana de Carolina Goic 5,88 por ciento; y el independiente Marco Enríquez 5,73 por ciento).
Con Chile abocado a la segunda ronda de las elecciones presidenciales, Piñera ha intentado basar su nueva campaña en la seguridad y la estabilidad que él puede dar a la economía de los chilenos.
Sin embargo, se le ha visto nervioso, e incluso ha acusado un posible fraude electoral en el que Sánchez y Guillier tendrían a su favor votos marcados, acusaciones que le han valido un fuerte rechazo de amplias partes de la sociedad.
Además, durante este corto tiempo ha cambiado diametralmente de opinión en temas importantes para la sociedad de Chile, como la educación, porque en un principio estaba a favor de la privatización del sector y ahora defiende su gratuidad.
El próximo domingo, más de 14 millones están llamados a las urnas para decidir si eligen continuar con las reformas sociales del último gobierno de Bachelet, bajo el mandato de Guillier, o si, por el contrario, permiten a Piñera cerrar el círculo con su segundo mandato y "enderezar el rumbo" de Chile.
(Web editor: Felipe Chen, Rocío Huang)