Imagen del 7 de enero de 2018, de una persona laborando en "La Ecológica", una fregadora de autos que trabaja con métodos ecológicos, en Cojimar, provincia de La Habana, Cuba, el 8 de enero de 2018. La presencia del novelista estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) marca al poblado cubano de Cojimar que, sin embargo, comienza a ser conocido además por la existencia de una singular fregadora (lavadora) de autos que trabaja con métodos ecológicos. Ernesto Rivero, el propietario, no tenía mucho conocimiento, ni conciencia, sobre el cuidado del medio ambiente hasta que, casi de manera fortuita, asistió en 2013 a un curso sobre permacultura impartido por la habanera Fundación Núñez Jiménez de La Naturaleza y el Hombre. En su casa en Cojimar, en la periferia este de La Habana, Rivero tenía un taller de reparación de autos abierto gracias a las reformas que tienen lugar para transformar la economía cubana, pero al terminar el curso comprendió su poca conciencia ecológica y los altos niveles de contaminación generados por aquel negocio. "Entonces me di a la tarea de remodelar todo esto y hacer una planta de fregado, algo que fuera novedoso, algo que realmente demostrara que con la permacultura se pueden lograr muchas cosas buenas y se cuida el medio ambiente", explicó el ex militar de 50 años. La permacultura, que es un diseño consciente de mantenimiento de un ecosistema, fue la base para establecer "La Ecológica", la única planta de fregado de autos en Cuba que emplea el agua de lluvia como principal fuente del líquido. (Xinhua/Joaquín Hernández)
Por Raúl Menchaca
LA HABANA, 8 ene (Xinhua) -- La presencia del novelista estadounidense Ernest Hemingway (1899-1961) marca al poblado cubano de Cojimar que, sin embargo, comienza a ser conocido además por la existencia de una singular fregadora (lavadora) de autos que trabaja con métodos ecológicos.
Ernesto Rivero, el propietario, no tenía mucho conocimiento, ni conciencia, sobre el cuidado del medio ambiente hasta que, casi de manera fortuita, asistió en 2013 a un curso sobre permacultura impartido por la habanera Fundación Núñez Jiménez de La Naturaleza y el Hombre.
En su casa en Cojimar, en la periferia este de La Habana, Rivero tenía un taller de reparación de autos abierto gracias a las reformas que tienen lugar para transformar la economía cubana, pero al terminar el curso comprendió su poca conciencia ecológica y los altos niveles de contaminación generados por aquel negocio.
"Entonces me di a la tarea de remodelar todo esto y hacer una planta de fregado, algo que fuera novedoso, algo que realmente demostrara que con la permacultura se pueden lograr muchas cosas buenas y se cuida el medio ambiente", explicó el ex militar de 50 años.
La permacultura, que es un diseño consciente de mantenimiento de un ecosistema, fue la base para establecer "La Ecológica", la única planta de fregado de autos en Cuba que emplea el agua de lluvia como principal fuente del líquido.
Rivero no concluyó los estudios como ingeniero mecánico, pero de manera autodidacta amplió los conocimientos técnicos para la instalación de la novedosa planta, cuyo funcionamiento es un ciclo cerrado.
Sobre el techo y otras áreas de la casa, por un estudiado sistema de gravedad, se recoge la lluvia que pasa a través de tuberías hasta almacenarse en una cisterna que guarda unos 6.000 litros y después se bombea hasta un tanque elevado que alimenta los equipos de fregado.
Esa misma agua que se emplea en el fregado, pasa a una trampa de grasa, donde se separan los aceites y los sedimentos, y atraviesa, también por gravedad, un filtro de gravillas de diferente grosor antes de regresar a la cisterna para continuar el ciclo de trabajo.
Pero el ingenio de Rivero no se detiene ahí y ahora acaba de instalar un sistema hidráulico paralelo que recoge el agua sucia de la casa, la que se emplean en el fregado, la limpieza, la ducha y los lavamanos, para incorporarlas al mismo sistema de reciclaje, sin desecharla.
"Las vuelvo a pasar por el mismo sistema de trampa de grasa y filtro y tengo ahora un volumen de agua que me sobra", aseguró Rivero con una sonrisa.
Además, en "La Ecológica" también se reciclan las grasas que resultan de la limpieza de los autos y del cambio del aceite de los motores.
Una parte de esas grasas, que se recogen en la correspondiente trampa, se utiliza en el servicio del atomizado, que consiste en cubrir el fondo de los autos con una capa de aceites para protegerlos del salitre.
La otra parte se entrega a un cercano taller automotriz en Cojimar, para que sean reciclados por CUPET, la empresa estatal cubana que se encarga del abastecimiento del petróleo y sus derivados.
Los clientes de "La Ecológica" se sorprenden y admiran al conocer el novedoso sistema de ahorro de agua, un líquido que escasea en la isla que cuenta con ríos cortos y poco caudalosos, y que ha sufrido una dura sequía por tres años consecutivos.
"Yo pienso que es algo muy importante que debería ser extendido a todas las fregadoras del país, ya que contribuye al ahorro", aseguró a Xinhua el chofer René Lores, un hombre que "al menos una vez al mes" limpia en la fregadora su Peugeot 405.
En similares términos se expresa otro chofer, Humberto Fernández, quien destaca la calidad de la limpieza y la defensa del medio ambiente en ese singular negocio.
Rivero, su esposa Tamara Naranjo, quien es ingeniera mecánica, y sus tres hijos de 21, 12 y 9 años, forman parte del Proyecto El Cachón, que agrupa a personas interesadas en la defensa del medio ambiente y en especial de la limpieza de Cojimar, al mismo tiempo que divulgan las ventajas de la permacultura.
"Estoy a 150 metros de la playa de El Cachón y me molesta mucho ver la contaminación de esa franja costera que debía ser el orgullo del poblado", afirma el emprendedor quien, además, cada domingo acude con su familia a limpiar un tramo de la orilla del mar.
El pequeño empresario se niega a patentar su idea porque insiste en que lo más importante es que se generalice el ahorro.