Un grupo de estudiantes de la escuela primaria Anding del Distrito Autónomo Yi Jing-dong, en la provincia de Yunnan, está mirando sus fotos. [Foto: proporcionada por Liu Yuyang/China Daily]
Por Liu Wei y Cao Pengyuan
Yunnan, 26/02/2018(El Pueblo en Línea) - "Mi sueño es ser soldado de mi país", asegura Yongzhi, un niño de 13 años.
Sin embargo, debido a una condición hereditaria que afecta sus extremidades, es poco probable que llegue a tener la altura de sus compañeros de clase.
Yongzhi es uno de los 18 niños discapacitados que estudian en la escuela primaria Anding de Yi Jing-dong, en la provincia de Yunnan. Él es muy popular y conocido por su gran humor, pero en su interior le asustan las burlas de sus compañeros.
Desde que se unió a un taller de fotografía, se ha vuelto más confiado y seguro.
Una clase especial
Un día a finales del 2016, al padre de Yongzhi le informaron que su hijo había sido seleccionada para participar en una taller de fotografía. Quedó asombrado, al igual que Yongzhi que nunca había utilizado un teléfono inteligente, y mucho menos una cámara fotográfica.
Para los niños discapacitados, que tienen dificultades físicas o mentales y a menudo necesitan instrucciones especiales y tutoría adicional después del horario escolar, aprender a fotografiar puede resultar una tarea difícil.
Liu Yuyang, un fotógrafo chino galardonado con la beca de la Fundación Magnum de Fotografía y Derechos Humanos 2014, no considera la discapacidad como un problema que deba corregirse. Él cree que los niños nacen iguales y aunque sean físicamente desfavorecidos, tienen los mismos derecho a disfrutar de la belleza de la vida.
Liu contactó a Save the Children, una organización mundial de desarrollo y protección del niño, que durante años ha implementado con éxito programas de educación inclusiva en China, para brindarse y ayudar a los niños discapacitados.
Después de dos meses de preparación, Liu comenzó su taller compuesto por tres niños minusválidos y tres niños capacitados, un equilibrio perfecto dentro de la lógica de la educación inclusiva, donde cada niño puede aprender del otro.
De enero a septiembre del año pasado, el joven de 25 años ofreció a los estudiantes varias sesiones entre dos y cinco días. En su taller les enseño a exponer, a componer y otras técnicas de la fotografía. A veces se iban al campo a practicar lo impartido. Además, Liu les permitía que se llevaran las cámaras a casa para que ellos pudieran expresar libremente su talento visual.
"También organizamos muestras fotográficas para favorecer el intercambio artístico y su retroalimentación", afirma Liu.
"En el proceso, aprendieron a participar y a compartir. A veces el trabajo sólo puede realizarse desde la cooperación", añade el laureado fotógrafo.
Yongzhi sorprendió a su maestro con sus fotos que retrataban la vida del pueblo: ancianas pastoreando, colegialas jugando baloncesto y campesinos arreando burros.
Sus imágenes tenían una fascinante armonía entre el movimiento y la quietud.
Lu Youlin, otro estudiante de 7 años, tomó fotografías de su hermano mayor recorriendo un camino cerca a su hogar. Antes del rodaje, le puso una flor entre los labios "para hacer la escena más artística”, consejo de mi maestro".