Jin Yangyang, chica china que recorre América Latina (2)

Pueblo en Línea  2018:02:28.13:48

Fotografía de Jin Yangyang.

El pueblo latinoamericano es simple y honesto

Yangyang narró que una vez visitó el carnaval chileno más grande en un pueblo para hacer fotografías, celebrado en enero, temporada más calurosa del país. Desde la una del mediodía hasta la madrugada durante los tres días del festival, aguantaba una temperatura de 39 grados durante su trabajo, durante el cual su cabeza se empapó de sudor y la cara enrojeció bajo el sol.

De repente, justo cuando se sentía cansada y sedienta, una persona le dio una palmadita en la espalda. Yangyang se dio la vuelta y vio que una anciana le entregaba una botella de Coca-Cola con hielo picado.

“Yo sabía que ella era una aborigen al ver el color de su piel. Debido al gran número de visitantes durante la fiesta, las bebidas vendidas por las calles eran muy caras. Esa botella de cola valía más de mil pesos en moneda local, equivalente a más de diez yuanes. Gastar esa cantidad de dinero en tal bebida es demasiado caro e incluso es un lujo para la gente local en Arica, pueblo con la economía subdesarrollada. Verdaderamente yo era reacia a pagar la bebida, pero ella me dijo que yo estaba trabajando muy duro y me hizo beberla. Me sentí emocionada al ver la bebida, pero luego me di cuenta de que era muy cara y debía pagársela”.

“Pero me lo rechazó, diciendo que yo era huésped y que se sentían muy alegres de que estuviera allí. Probablemente fue porque yo era la única cara asiática entre todos los presentes y destacada. Sin embargo, me sentía muy avergonzada. Al ver que me negaba a beber la cola, me preguntó por qué no le hacía una foto a cambio, y estuve de acuerdo. Así que le hice una foto llevando la cola en la mano. Posteriormente, cada vez que veo la foto, me acuerdo de la historia de aquella botella de cola”.

En otra ocasión, Yangyang quedó atrapada en la frontera boliviana debido a su visado. Para poder regresar a Chile e informar a su familia de que había llegado sana y salva antes de la Fiesta de la Primavera, pensó en todos los métodos posibles, y el propietario del hotel en el que se alojó también le ayudó a buscar una solución. Más tarde, al oír que era posible conseguir un visado si encontraba un acceso a internet en menos de una hora para imprimir su billete de avión, el señor dejó a su hija sola de tres años en el hotel y sacó una motocicleta vieja del almacén, y le dijo a Yangyang: “¡Súbete!”

Por fin, el visado de Yangyang estaba listo. El día que el propietario del hotel y su familia la llevaron al aeropuerto, la hija pequeña la abrazó llorando a lágrima viva y no la dejaba irse. Yangyang también tenía los ojos enrojecidos. Cuando despidió de todos y se giró, descubrió que dentro de su mochila el hombre había metido un paquete de tortas hechas por la gente local.

Yangyang expresó que en América Latina, con frecuencia se topó con estas situaciones o personas que le conmovieron mucho, y que convirtieron en un recuerdo perpetuo durante su viaje.