Por Raúl Menchaca
MATANZAS, Cuba, 13 mar (Xinhua) -- Un centenario ingenio azucarero, cuyas ruinas hoy en día son un visitado museo, conforma lo que quizás sea el punto más importante en Cuba de la Ruta del Esclavo.
Se trata de un proyecto internacional auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización Mundial del Turismo (OMT).
Apenas a unos 15 kilómetros de la occidental ciudad de Matanzas está enclavado el antiguo ingenio Triunvirato, escenario de la primera sublevación de negros esclavos ocurrida en la isla durante la etapa colonial.
La deslumbrante belleza del sitio esconde una cruenta historia, al acoger el Complejo al Esclavo Rebelde, que conserva la casa y la vivienda del mayoral, donde funcionan diferentes salas de un museo que rememora la sublevación más violenta de la región.
El 5 de noviembre de 1843, se sublevó un grupo de 250 hombres y mujeres, traídos por la fuerza desde Africa como esclavos para trabajar en poco más de 4 hectáreas en la siembra de caña, así como en el ingenio propiedad de la poderosa familia Alfonso.
Dirigidos por la esclava Carlota, los sublevados liquidaron a toda la familia y arrasaron las instalaciones.
El grupo de esclavos avanzó después hacia el cercano ingenio Acana, también propiedad de los Alfonso, donde los esperaba la esclava Fermina para guiarlos en el asalto al sitio de producción.
En un movimiento en forma de herradura, los rebeldes continuaron el avance y atacaron el ingenio Concepción, propiedad de la familia Aldama-Alfonso, el cual también destruyeron, así como algunos cafetales de la zona.
La rebelión terminó rápido, ya que el gobernador García-Oña envió tropas y cercó a los sublevados en el ingenio San Rafael, donde se registró una cruenta mortandad por la superioridad en armamento de las fuerzas coloniales españolas.
"Lo que sucede es que en estos hombres que desde luego han sido maltratados, traídos a la fuerza, lo que predomina es la ira, y eso disuelve lo que pudo haber sido un movimiento más coherente en algo que tuvo un fuerte carácter vindicativo", dijo a Xinhua el historiador de Matanzas, Ercilio Vento.
El estudioso, un hombre de 74 años nacido en Matanzas, confirmó de esa forma la importancia del lugar en la Ruta del Esclavo.
Aclaró que no se trata de un camino en sí mismo, sino un trayecto simbólico que une a la historia de las naciones latinoamericanas a donde llegó la mano de obra esclava desde Africa.
"Lo que pasa es que esta ruta atraviesa por la ciudad de alguna manera, no como un camino en el sentido de vía", expresó Vento mientras recorría las ruinas del viejo ingenio.
Señaló que lo hace "al menos desde el punto de vista histórico, en lo que fue el desarrollo de la industria azucarera, que descansó sobre la espalda de todas las etnias traídas de Africa".
La región, donde se asentó lo que los historiadores llaman una sacarocracia, vivió a fines del siglo XVIII un crecimiento acelerado de la industria azucarera.
Por consiguiente, se convirtió en la zona más poblada de esclavos con un número superior a las 100.000 personas.
Como era de esperarse, en ese territorio ocurrió también el mayor número de levantamientos de esclavos.
Carlota es, sin embargo, la figura a la que está dedicada la inmensa escultura, obra del artista cubano Alberto Lescay, que domina el singular museo.
Pero la rebeldía de aquella mujer negra lucumí no solo quedó recogida en los libros de historia de Cuba, en los museos o en la propia escultura, sino que se reafirmó en 1976.
Ese año, el gobierno cubano decidió enviar tropas a Angola en una vasto y secreto ejercicio militar que recibió el nombre clave de Operación Carlota, un simbólico homenaje a la insumisión de aquellos esclavos.