Donald Trump, en Carolina del Sur en 2016 durante la campaña electoral. REUTERS
Nueva York, 20/03/2018 (El Pueblo en Línea) - La vieja prensa borró este lunes del mapa 29.639 millones de euros de valor de la empresa que epitomiza el presunto futuro de la información: Facebook. Porque esa cifra (en dólares, 36.580 millones), es lo que cayó el valor en bolsa de Facebook después de que el diario estadounidense The New York Times y el británico The Guardian hubieran publicado durante el fin de semana cómo esa red social no había hecho nada para impedir la transmisión de datos personales de 50 millones de usuarios a Cambridge Analytica, la empresas de consultoría que más ha ayudado a que ganara el 'sí' en el referéndum del Brexit y en la elección de Donald Trump, destaca El Mundo.
The New York Times y The Guardian revelaron que Facebook ha contratado a Joseph Chancellor, uno de los dos responsables de la operación, que sigue trabajando para el gigante de las redes sociales. Lo que tumbó la cotización de Facebook - que cayó un 7% - no fueron tanto las noticias como el atronador silencio de la empresa. La red social que se precia de conectar a 2.000 millones de personas estaba demostrando tener una política de comunicación propia del siglo XIX. Su dueño, presidente y consejero delegado, Mark Zuckerberg, que ha retransmitido online sus barbacoas familiares, no había abierto la boca o tecleado nada en su iPad (cuya cámara suele tapar con cinta aislante, lo que ha desatado los rumores acerca de qué ven y qué no ven esos dispositivos). La 'número dos' de Facebook, Sheryl Sandberg, famosa por explicar a las mujeres cómo deben hacer progresar su carrera profesional y cómo afrontar la viudedad (su marido se mató al caerse de la cinta de correr en el gimnasio en 2015) tampoco tenía nada que decir. Solo cinco horas después de la apertura del mercado, cuando su valor caía a casi 100 millones de dólares por minuto, Facebook anunciaba que había contratado los servicios de dos empresas investigación para examinar las acusaciones. El desplome de Facebook arrastró a otras tecnológicas y a Wall Street. Ninguna perdió tanto, aunque Google - la otra gran empresa que ha creado un sistema para seguir a los usuarios de un modo similar al de la compañía de Zuckerberg - caía un 3%. Las noticias han sido reconocidas como ciertas por la propia compañía. Y no suponen ningún delito. Pero van a empeorar la imagen pública de la red social, y muy probablemente van a desatar investigaciones en EEUU y Gran Bretaña. Facebook ha hecho galas de despreciar a los políticos de ambos países, algo que en buena medida es consecuencia de la cultura de Silicon Valley, un lugar cuyos habitantes viven en una burbuja de fe cuasi ciega en las soluciones técnicas, y repudio público de los políticos y los Gobiernos. Es un anarcocapitalismo que, paradójicamente, ha acabado transformando a una de sus empresas icónicas, Facebook, en una especie de Agencia de Seguridad Nacional (la NSA, famosa por su espionaje en masa), pero privada.
El escándalo arranca en 2015, cuando el profesor de la Universidad de Cambridge Aleksandr Kogan - nacido en Rusia, pero con nacionalidad estadounidense - creó, junto con Chancellor, la empresa GSR, y desarrolló una app llamada thisisyourdigitallife que ofrecía un test de personalidad. Al igual que en infinitas páginas web, los usuarios podían registrarse bien con un nombre y una contraseña, bien dándole al icono de Facebook. En esos casos, la web en la que uno se ha registrado accede al perfil de Facebook del usuario. Así, Kogan y Chancellor se hicieron con los datos de 270.000 personas que se habían registrado en thisisyourdigitallife. Y, a través de sus perfiles de Facebook, accedieron a los amigos de esos usuarios. En total, consiguieron los datos - incluyendo los clics en 'Me gusta' - de 50 millones de personas. Eso iba contra las normas que Facebook imponía a las empresas que trabajan con ella. Pero - y ahí está el matiz - la red social no tenía ningún mecanismo para saber si esas normas se cumplían o no. Lo siguiente que hicieron Kogan y Chancellor fue vender los datos de esos 50 millones de usuarios de Facebook a Cambridge Analytica. Y ahí es donde entra la política. Cambridge Analytica es una empresa fundada por el multimillonario financiero Robert Mercer, que es, junto con su hija Rebekah, propietario de la web de ultraderecha Breitbart News. El director de Breitbart, Steve Bannon, estuvo en el consejo de administración de Cambridge Analytica desde 2014 hasta 2016, cuando pasó a ser el jefe de campaña de Donald Trump. En 2017, Bannon se convirtió en asesor político jefe de Trump, cargo en el que apenas duró seis meses.
Cambridge Analytica también proveyó los datos online al líder ultraderechista británico Nigel Farage durante la campaña en favor del Brexit. El máximo responsable de la compañía, Alexander Nix, la ha definido como "la respuesta republicana al éxito demócrata en el uso de Internet", y el mes pasado negó que la empresa hubiera empleado datos recolectados de Facebook, lo que no parece ser cierto.
Por su parte, según Afp, la empresa británica Cambridge Analytica desmintió "enérgicamente" las acusaciones de que habría recuperado los datos de 50 millones de usuarios estadounidenses de Facebook para elaborar un software destinado a influenciar el voto en las presidenciales que ganó Donald Trump.
"Los datos de Facebook no fueron utilizados por Cambridge Analytica en el marco de los servicios suministrados a la campaña presidencial de Donald Trump" y "ninguna publicidad dirigida" fue realizada "para ese cliente", dijo la empresa este lunes. Facebook anunció recientemente haber "suspendido" la cuenta de Cambridge Analytica.