RIO GRANDE DO SUL, marzo 22, 2018 (Xinhua) -- El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (d), y la expresidenta brasileña, Dilma Rousseff (2-d), conversan con un hombre durante una visita a la ciudad de Sao Miguel das Missoes, en el estado de Rio Grande do Sul, Brasil, el 22 de marzo de 2018. La Corte Suprema brasileña aplazó el miércoles al próximo 4 de abril el juicio sobre el "habeas corpus" presentado por la defensa del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), condenado a 12 años y un mes de prisión en segunda instancia, y decidió que el exmandatario no puede ser apresado antes de analizar el recurso. (Xinhua/Ricardo Marchetti/Agencia F8/AGENCIA ESTADO)
"Yo no soy mejor que nadie. La única cosa que quiero es que los jueces se entreguen al mérito de mi proceso", dijo Lula, quien se encuentra de gira política por el sur de Brasil, y quien reiteró que "sólo" quiere que se haga justicia.
El exmandatario afirmó que es víctima de una "mentira" orquestada por los medios de comunicación del país, con la complicidad de la Justicia.
Lula, de 72 años, lidera todas las encuestas de intención de voto de cara a las elecciones presidenciales de octubre, aunque podría quedar inhabilitado si ingresa a prisión.
El líder de la izquierda brasileña dijo que "si yo disputo y pierdo, acataré el resultado como hice siempre, al contrario de ellos, que no lo acataron cuando perdieron" ante su sucesora Dilma Rousseff, apartada del poder en 2016 durante un juicio político por unas irregularidades en las cuentas públicas.
La Corte Suprema aplazó hoy para el 4 de abril la decisión de votar o no el habeas corpus presentado por la defensa de Lula para que no ingrese a prisión hasta que no agote todos los recursos posibles en las instancias superiores.
La Corte también determinó que Lula no podrá ser preso al menos hasta el 4 de abril, cuando decida si le corresponde a ella o no analizar el habeas corpus del exmandatario.
El exmandatario está acusado de haber recibido supuestamente un apartamento tríplex en el litoral de Sao Paulo a manos de la constructora OAS, a cambio de favorecerla desde el poder, algo que niega.