BUENOS AIRES, 26 mar (Xinhua) -- Reposteros artesanales mantienen viva en Buenos Aires la tradición de preparar huevos de Pascua, regalo en forma de chocolate que se entrega a los niños el Domingo de Pascua, durante la Semana Santa, una celebración de la mayoría de las denominaciones del cristianismo.
Es el caso del local "María Franco", ubicado en la avenida Boedo 2063, en el distrito de Boedo, lugar de referencia en la capital argentina para la fecha.
El establecimiento es conocido por el detalle y esmero en la decoración de los productos, obras de arte, según sus responsables.
Uno de los dueños del emprendimiento familiar, Rafael Franco, explicó a Xinhua cómo fueron los comienzos: "Empezamos en un momento crítico, arrancamos en el año 2000, un año muy difícil para la Argentina y para los comerciantes, arrancamos de nada, peleándola de abajo, desde un lugar muy chiquitito".
"En base a esfuerzo y sacrificio pudimos recomponer la situación y hoy podemos decir con orgullo que tenemos un producto, sobre todo la línea de autor, que es Premium, que es de excelencia y que nos produce una satisfacción enorme. Son obras de arte", resaltó el emprendedor, que también se refirió al producto empleado para elaborar los huevos.
"Usamos blends armados propios, en general el cacao que trabajamos es venezolano y compramos una de las primeras marcas mundiales, belga, y salen huevos maravillosos, con un chocolate de primerísima", se entusiasmó.
Los productos del lugar cuentan con decoraciones únicas.
"Las líneas de autor es lo máximo. El Premium, que se caracteriza por la impronta del artista que lo hace, es un huevo que es una obra de arte. Después tenemos la línea común, que dentro de la misma línea de chocolate, son más clásicos, tiene decoraciones en chocolate pero sencillas, otros envueltos en papeles metalizados, de colores, y los ponemos al alcance de todo el mundo", resaltó Rafael.
Una de sus hijas, Giselle, se encarga de la elaboración y decoración.
"Es un negocio familiar. Empezamos hace aproximadamente 15 años. Arrancamos por necesidad haciendo esto. Mi abuela era repostera, me enseñó ella la profesión, el arte de la decoración", dijo la joven a esta agencia.
La maestra pastelera explicó el por qué del furor en las ventas: "Es un producto extremadamente tradicional, que se consume muchísimo. En todas las casas tiene que haber un huevo de Pascua, es algo que se regala, que se ofrece a todo al mundo, la gente se lo lleva a su médico, al abogado. A todo el mundo se le regala, es algo muy tradicional".
Para Giselle, obsequiar un huevo de Pascua es una muestra de "cariño", que "sirve para expresar un símbolo de unión familiar. Se utiliza mucho y se vende mucho también".
La familia Franco comienza dos meses antes de esta fecha a fabricar los huevos de Pascua: "Hay muchos huevos personalizados, con nombres, con cosas adentro, cosas que cada uno va pidiendo".
A tono con la amplia demanda en la fecha, el lugar ofrece productos "de 30 gramos hasta de 16 kilos y de todo en el medio, de tres kilos, de siete kilos, pero hay de todos los tamaños", repasó la experra.