Por Chen Haiming
Beijing, 14/05/2018(El Pueblo en Línea) - Gracias a las recientes conversaciones entre ambos países, se ha atenuado la amenaza de una verdadera guerra comercial entre China y Estados Unidos. Sin embargo, muchos aún consideran que si estalla el enfrentamiento sería China la que sufriría el mayor golpe porque depende de los Estados Unidos para mantener su enorme vigor exportador.
Un análisis de los hechos objetivos calman dicha preocupación. A pesar de que China exporta más productos a los EE.UU. que Estados Unidos hacia China, no hay ninguna razón para pensar que Washington podría salir vencedor en una guerra comercial entre ambas naciones. En caso de que se produzca un conflicto de alta escala, muchas compañías estadounidenses podrían perder el acceso al mercado chino y a distribuir los productos chinos. Entonces, los ciudadanos estadounidenses no sólo tendrían que pagar más por los mismos productos, sino también se enfrentarían a recortes salariales e incluso al desempleo.
Y algo peor: debido a que los agricultores de Estados Unidos quedarían atrapados en medio de una guerra comercial, los productos agrícolas exportados a China podrían ser uno de los principales objetivos cuando Beijing riposte. Y a pesar de que el presidente Trump afirma que las guerras comerciales son "buenas y fáciles de ganar", opinión que inmediatamente fue criticada por muchos estadounidenses, su país sufriría enormes pérdidas. De hecho, el “intercambio de golpes” en materia comercial no serían beneficiosos ni para Estados Unidos ni para China.
Además, una guerra comercial tendría un efecto perjudicial, no sólo para las partes implicadas directamente, sino también para el comercio mundial y, por ende, para la economía global. Las barreras arancelarias retrasarán el crecimiento del PIB de ambos países, que a su vez frenará el crecimiento de la economía mundial, incluso antes de que se haya recuperado completamente de los nocivos efectos de la más reciente crisis financiera mundial.
China no será la única economía afectada por las barreras arancelarias de EE.UU. Existe una intrincada y amplia red de cadenas de valor que cubre diferentes materiales, componentes y subcomponentes del sistema global de fabricación y montaje que tiene a China como base. Otras economías podrían sufrir el grave impacto, como también muchas otras empresas manufactureras que están registradas en otros países (incluso en los Estados Unidos) y operan en China. Y con los aranceles y las respuestas al agravio generando un efecto bucle, la ola expansiva llegaría a los proveedores mundiales. Es decir, un gran número de países podrían sufrir los daños colaterales de una guerra comercial entre Estados Unidos y China.
La política comercial del presidente Trump es un reflejo de un deslustrado pensamiento mercantil que asume el comercio mundial como un "juego de suma cero", favoreciendo el proteccionismo a fin de maximizar los beneficios, cuando debería lograr un equilibrio ganar-ganar que comprometa a todos los participantes y genere desarrollo.
El presidente Trump debería darse cuenta de que el déficit comercial de EE.UU. con China no es resultado de políticas comerciales chinas que son injustas. Ese déficit es el resultado de múltiples factores como las diferentes ventajas comparativas, las restricciones estadounidenses a las exportaciones de alta tecnología, la baja tasa de ahorro de la sociedad estadounidense y la mundialización del dólar. Por lo tanto, no es correcto discriminar a los productos chinos y acusar a China de mala praxis en el comercio internacional.
Eregir barreras arancelarias, como parte de una política comercial, presupone declararle la guerra al multilateralismo y enfrentar al proteccionismo contra el libre comercio. Esta conducta es una violación flagrante de los principios cardinales de la Organización Mundial del Comercio.
Los EE.UU. durante mucho tiempo se ufanaron de ser los abanderados de la libertad e inclusión comercial, la competencia leal, la apertura y el multilateralismo. Sin embargo, bajo el liderazgo del presidente Trump, EE.UU. comienza a socavar los principios fundamentales en que se estableció la nación. Además, el triunfalista lema "Estados Unidos primero" disiente de las normas de la Organización Mundial del Comercio.
El proteccionismo causará pérdidas tangibles a la economía estadounidense e intangibles a su influencia como país y a su liderazgo mundial. Asimismo, el mercantilismo simplón, que promueve barreras arancelarias al comercio mundial, no sólo causa daños al orden y consenso del comercio internacional, también perjudica la paz regional y mundial.
El autor es director del Centro para la Gobernanza Global de la Universidad de Tecnología de Xiamen.
(Web editor: Rosa Liu, Rocío Huang)