Fallece el arqueólogo chino que descubrió y restauró los Guerreros de Terracota (2)

Pueblo en Línea  2018:06:06.11:06

Beijing, 06/06/2018 (El Pueblo en Línea) - Zhao Kangmin, el arqueólogo detrás del descubrimiento y restauración de los Guerreros de Terracota, falleció a la edad de 82 años, informaron medios oficiales.

El deceso de Zhao ocurrió el 16 de mayo y fue reportado por el Diario del Pueblo el viernes en la tarde, sin especificar la causa.

Zhao fue el primero en identificar fragmentos de barro, que había sido extraídos por agricultores locales durante la excavación de un pozo en la primavera de 1974.

Los 8.000 soldados del ejército de arcilla, creado alrededor del año 250 antes de nuestra era, “custodiaban” la tumba del primer emperador chino Qin Shihuang. Hoy es un sitio reconocido por la UNESCO como patrimonio cultural de la humanidad.

Además, los Guerreros de Terracota son una importante atracción turística y un símbolo del antiguo arte chino militar y funerario.

Zhao trabajó como arqueólogo durante más de 40 años. Fue el curador del Museo de Lintong en Xi'an, capital de la provincia Shaanxi, ciudad donde se encuentran los Guerreros de Terracota.

Los lugareños solían utilizan los fragmentos de arcilla encontrados para confeccionar almohadas o como chatarra. A partir del análisis de esos fragmentos de arcilla, Zhao fue el primer arqueólogo en comprender el potencial que podía hallarse y el pionero en excavar la zona.

Después de encontrar el primer gran lote de fragmentos de terracota, Zhao estuvo tres días armando el primer guerrero, según su propio testimonio ofrecido a un periódico local.

Posteriormente, el mismo artículo fue publicado por el Museo de los Guerreros de Terracota, la institución oficial que preserva este importante patrimonio cultural universal.

Todo indica que Zhao también fue el primer arqueólogo en definir a los Guerreros de Terracota como “esculturas hechas a tamaño real”.

De acuerdo al mismo artículo, cuando en abril de 1974 se presentó el primer guerrero de terracota armado, que tenía 5 pies y 10 pulgadas de alto, Zhao exclamó con orgullo a un periodista: "Este es un guerrero de terracota de la dinastía Qin."

Cuando los agricultores del condado de Lintong se toparon con la tumba de Xi’an en el histórico pozo que abrieron, enseguida avisaron a Zhao.

"Fui al sitio con otro oficial. Debido al entusiasmo, nos montamos en nuestras bicicletas y pedaleábamos tan rápido que sentí como si estuviéramos volando”, recuerda Zhao en el mismo artículo.

"El supervisor comunal nos informó que los torsos parciales de seis a siete figuras de terracota habían sido encontrados durante la excavación de un pozo. Alguien había tomado una de las cabezas y la había colocado en el granero de su casa para alejar a las ratas", escribió Zhao.

Zhao ordenó a los agricultores recolectar los fragmentos de terracota y descargó tres camiones en el taller de su pequeño museo. Entonces comenzó a reconstruir las estatuas. Algunos fragmentos eran del tamaño de una uña.

"Era el final de la Revolución Cultural, aunque algunas facciones aún se pronunciaban en contra de la restauración de objetos antiguos. Así que decidimos mantenerlo en secreto", precisó Zhao.

Sin embargo, un reportaje sobre la labor de Zhao escrito por un periodista de Xinhua despertó el interés de las autoridades de Beijing y un amplio equipo de arqueólogos fue enviado a excavar el sitio junto a Zhao.

Más tarde, el Consejo de Estado de China reconoció a Zhao Kangmin como el descubridor de los Guerreros de Terracota: el gran batallón de soldados, arqueros y soldados a caballo, esculpidos cada uno con características faciales únicas, trajes, armas e incluso peinados.

La prensa también ha reportado que el grupo de los primeros nueve campesinos que encontraron el camino hacia el gran descubrimiento, en el 2004 solicitaron reconocimiento e indemnización al gobierno chino por haber sido los pioneros hacia el gran descubrimiento, pero no está claro si sus reclamaciones fueron consideradas.

A pesar de ello, algunos de estos agricultores han mantenido una nueva profesión honoraria, ofreciendo autógrafos y contando historias a los turistas que visitan a los Guerreros de Terracota.