Imagen de un astronauta en una cápsula espacial en la sala de exhibición de la Academia de Tecnología Espacial de China en Beijing, el 21 de noviembre de 2017.
Beijing, 20/06/2018 (El Pueblo en Línea) -La Academia China de Tecnología de Vehículo de Lanzamiento es conocida como un desarrollador prestigioso de cohetes portadores, pero en un futuro cercano, puede adquirir una nueva etiqueta: el primer proveedor de turismo espacial de China.
Los ingenieros de la academia en las afueras del sur de Beijing diseñan una nueva nave espacial para enviar a cualquier persona dispuesta a pagar entre 200.000 y 250.000 dólares por un viaje suborbital para obtener una magnífica vista de las estrellas y experimentar la ingravidez, según la academia, parte de Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China y el mayor fabricante de cohetes del país.
De acuerdo con los planes, la nave espacial reutilizable, que se espera entre en servicio alrededor de 2028, será una aeronave de ala fija sin un estabilizador vertical -la aleta vertical en la cola- y será propulsada por un motor de cohete. Despegará verticalmente como un cohete portador típico, pero realizará un aterrizaje horizontal en una pista como un avión ordinario, según la academia.
Funcionará de acuerdo con programas preestablecidos, sin piloto o controladores dentro de la nave espacial.
Con una superficie interior de más de 10 metros cuadrados, la nave espacial podrá transportar como máximo 20 viajeros a una altitud de más de 100 kilómetros, aproximadamente 10 veces la altitud de crucero de un avión comercial.
Los pasajeros podrán permanecer allí durante más de 10 minutos haciendo turismo en un vuelo que en total durará media hora, según la academia. Podrán ver las estrellas distantes y los contornos de la Tierra a través de las ventanas, experimentar momentos de ingravidez como los astronautas e incluso llevar a cabo experimentos científicos.
Zhao Jianbo, un ingeniero a cargo del programa, dijo que los participantes tendrían que someterse a sesiones de entrenamiento durante varias semanas en los establecimientos espaciales chinos para prepararse para los efectos de la aceleración gravitacional y la ingravidez.
"No necesitarán usar trajes espaciales durante el viaje porque habrá oxígeno e instrumentos de soporte de vida dentro de la nave espacial", dijo.
El gerente del proyecto Han Pengxin dijo que la nave espacial será segura y confiable ya que empleará las tecnologías de vanguardia de la academia.
Los pasajeros deberán tener entre 18 y 65 años y no tener problemas de corazón ni hipertensión, dijo.
Cai Qiaoyan, investigador principal de la nave espacial reutilizable en la academia, dijo que mantener la nave espacial de turismo espacial sería fácil, por lo que podría ser utilizada para vuelos frecuentes.
"Después de un vuelo, nuestros ingenieros solo necesitarán hacer algunos exámenes simples de la nave espacial y reabastecerla, lo que podría hacerse en tan solo dos días, y luego la nave podría ser utilizada para un nuevo vuelo", dijo, añadiendo que una nave espacial de este tipo podría realizar unos 50 vuelos antes de ser retirada.
A nivel mundial, siete personas se han lanzadas al espacio por su propia cuenta. Los viajes fueron organizados por Space Adventures, una compañía de turismo espacial en el estado estadounidense de Virginia, y los turistas eran pasajeros a bordo de cohetes portadores y naves espaciales rusas.
Dennis Tito, un ingeniero y multimillonario de Estados Unidos, fue el primer turista espacial del mundo.
Junto con dos cosmonautas rusos, Tito se unió a la misión rusa Soyuz TM-32 el 28 de abril de 2001 y pasó casi ocho días en el espacio, orbitando la Tierra 128 veces después de recibir entrenamiento extensivo en Rusia y, según los informes, pagando 20 millones de dólares por su viaje. También fue el primer visitante autofinanciado de la Estación Espacial Internacional.
Además de la academia china, varias firmas espaciales extranjeras como la estadounidense Blue Origin y Virgin Galactic de Reino Unido han estado desarrollando naves espaciales reutilizables para el turismo suborbital, que aún no se ha convertido en realidad.