GUIYANG, 1 jul (Xinhua) -- El día en que se inauguró la Copa Mundial de Fútbol de Rusia, concentrando la atención de todo el planeta, un grupo de niños chinos y dos entrenadores extranjeros se reunían por tercera vez en un entrenamiento intensivo en el campus de una escuela de secundaria de la ciudad de Kaili, en la provincia suroccidental de Guizhou.
"¡Corre!" "¡Pásala!" "¡Tira!" "¡Gol!"... Los pequeños jugadores no paraban de correr y jugaban plenos de entusiamo y dedicación, mientras en el fondo no cesaban de escuharse las voces de los técnicos que animaban a sus alumnos.
La pareja de entrenadores está conformada por el español José Hernández Suárez y su ayudante chileno Mauricio Javier Martínez Neira, apodado Piri.
En diálogo con Xinhua, Hernández cuenta que es la tercera vez que él y Piri van a la escuela a instruir a los alumnos.
"Organizamos la enseñanza según la edad de los chicos", explica Hernández, de 48 años. "Les enseñamos un sistema de entrenamiento futbolístico de España, que es de calidad y madurez. Incluye juegos de calentamiento animados e interesantes, entrenamiento físico razonable y científico, habilidades básicas y prácticas, enseñanza de técnicas y tácticas flexibles y variables, así como juego en equipo", detalla.
A los ojos de Hernández, no hay una gran diferencia entre los niños chinos y los europeos. Su voluntad es la misma, su pasión por ganar es la misma, muchos niños tienen cualidades innatas para el fútbol, tanto en Kaili como en Europa, lo que les falta es trabajar la técnica, asegura.
"La otra diferencia es que aquí tenemos el apoyo del gobierno para el fútbol juvenil, pero en Europa no lo tenemos," dice el veterano entranador.
Hernández también admite que el fútbol de base en China tiene aún mucho espacio para desarrollarse.
Según dice, en todas la ciudades europeas hay ligas locales, incluso entre los colegios, donde los niños pueden hacer prácticas y competiciones entre ellos para mejorar constantemente su nivel de juego. A diferencia de Europa, en Kaili esto ocurre sólo una vez cada dos o tres meses.
Antes de venir a Kaili, José Hernández pasó dos años como técnico de fútbol en otra ciudad china, Chengdu, la capital de la provincia de Sichuan. Pero se mudó a Kaili porque le gusta el ambiente de fútbol local. A su llegada, firmó un contrato de dos años con Guizhou Fengyun, un club de fútbol dedicado a la formación de talentos juveniles.
"Nuestra filosofía coincide, y solo al enfocarnos más en la capacitación de los jóvenes podemos ganar el futuro" afirma, aunque advierte que el proceso será largo y requerirá de unos 10 a 20 años.
Por su parte, Piri, quien tiene 24 años, llegó a jugar en la segunda división chilena. En 2014 fue por primera vez a Chengdu para jugar en un equipo local. Y atendiendo a las recomendaciones de José, regresó a China para ayudarle a formar a los jóvenes de Kaili.
El joven afirma que para él es "una linda oportunidad" poder enseñar todo lo que sabe sobre fútbol a los niños chinos.
Piri hace énfasis en que el fútbol chino tiene el apoyo del Gobierno y los niños tienen la pasión y las ganas de competir. Así que, para él, "lo que necesitan es persisitr en trabajar su técnica".
"Dicen que China no sirve para el fútbol, pero eso no es para mí. China tiene un gran potencial en el fútbol, solamente hay que desarrollarlo, y en pocos años el país podrá convertirse en una potencia futbolística en el mundo", afirma.
La vida en Kaili no es del todo fácil para los dos profesores. Por ejemplo, aparte de Martínez y una traductora del club, José no tiene con quién hablar en su idioma nativo. Solo puede confiar en la traducción o comunicarse con quienes han aprendido el inglés.
Para el exjugador chileno, un problema importante por resolver es que todavía no está acostumbrado a la comida picante, la favorita de los lugareños. Además, echa mucho de menos a su hija de dos años, quien vive en Chile.
Uno deseo compartido de los entrenadores es traer a sus familias a vivir con ellos. Y uno más es ser testigos y participantes del desarrollo del fútbol chino.
Gracias al programa de promoción del fútbol del club Fengyun en los colegios de la ciudad, al menos uno de esos deseos ya está en proceso de hacerse realidad.
"Vamos a traer a dos entrenadores extranjeros más para ampliar nuestro equipo técnico y ofrecer capacitación regular a los niños de los colegios", anunció Yao Yu, presidente ejecutivo del club.
El joven empresario confía en que si se persevera en tal método de formación, algún día la selección de China podría volver al Mundial. Y su sueño es que cuando eso ocurra, en ella haya jugadores del equipo que hoy entrenan José y Piri.