Beijing, 07/08/2018 (Pueblo en Línea) – En el conflicto comercial en curso, Washington juega tácticas de doble rasero. Por una parte, amenazó con implementar un arancel del 25 por ciento por valor de 200 mil millones de dólares a las mercancías chinas importadas. Esto ocurrió después de haber anunciado un arancel del 10 por ciento. Por otra parte, de varias maneras Washington ha enviado señales que sugieren su disposición a negociar con China.
De 50 mil millones de dólares a 200 mil millones de dólares y luego una propuesta por 500 mil millones de dólares. Este es el juego arancelario de Washington que China percibe.
También Washington habilitó una nueva táctica para acelerar el conflicto comercial, al tiempo que anunciaba su voluntad de dialogar. La opinión general es que Estados Unidos pretende utilizar su “diplomacia de la zanahoria y el palo” para intimidar a China y lograr concesiones comerciales unilaterales, mientras que otros sostienen que los extremistas de la Casa Blanca son mayoría comparados con aquellos que desean sentarse a conversar.
Sin embargo, ambos grupos de Washington comparten el mismo objetivo: derrotar a China, no importa si ocurre a través de un conflicto comercial o de un acuerdo negociado. Sin embargo, no hay forma de que logren satisfacerse.
Apuntando a China con artillería pesada y luego pidiendo sentarse a conversar, Estados Unidos muestra su nula sinceridad. Lo llamativo es la figura económica que pretende estructurar la confianza de Washington, exaltando a un arrogante tío Sam que no calcula hacia donde recalará en los encontronazos con China.
Es muy probable que el conflicto comercial se intensifique, dado que ambas partes aún no han alcanzado un estado de estancamiento estratégico. Los analistas preveen que China sufra el mayor impacto durante la fase inicial de la controversia comercial. Sin embargo, coinciden que será Estados Unidos el perjudicado a largo plazo. De cualquier manera, China derrotará el chantaje comercial de Estados Unidos. Es imposible obligar a China a rendirse ante la coerción estadounidense.
Las contramedidas que China adoptó son respuestas auto-defensivas. China insistió en no disparar el primer tiro, pero tiene que reciprocar ante las intimidaciones.
El país está bien preparado para luchar contra los crecientes aranceles estadounidenses, aunque no rivalizará contra Estados Unidos dentro de la lógica del auto-agotamiento. Si los Estados Unidos aumentan el conflicto comercial, China reaccionará con sus propias tácticas y estrategias.
Aunque China no comenzará guerra alguna, tiene buena mano para defenderse y golpear los puntos dolorosos de sus oponentes.
Aunque Estados Unidos parece ser grande y fuerte, de hecho es vulnerable desde su interior. Washington es demasiado paranoico y terco para cuidar los intereses de sus agricultores, empresarios y consumidores.
De hecho, algunas empresas estadounidenses ya han estado al borde del colapso. Asimismo, los agricultores de EE.UU. están gravemente heridos por esta cruzada comercial.
Los aranceles adicionales aumentaron el costo de producción de las empresas estadounidenses en más de un 30 por ciento, llevándolos al borde de la quiebra. A través del conflicto comercial, la administración de Trump tiene la intención de llevar a las empresas estadounidenses de regreso a los Estados Unidos, sin embargo y debido precisamente a los altos aranceles, hay empresas que ya se han trasladado al extranjero como el caso del fabricante de motos Harley-Davidson y el fabricante de autos Tesla.
Si Washington aumenta los aranceles a los productos chinos importados por valor de 200 mil millones de dólares, un gran número de ciudadanos estadounidenses de a pie serán las víctimas concretas del conflicto comercial.
Una parte considerable de los nombres de la nueva lista propuesta son bienes de consumo, lo que significa que aranceles más altos aumentarán el costo de vida de los ciudadanos de ese país, erosionando su calidad de vida. Por otra parte, las voces de la oposición se fortalecerán hasta el punto de impedir que la actual administración estadounidense actúe de manera caprichosa.
China se ha dedicado a resolver las controversias mediante el diálogo. Pero el pueblo chino ya no cree en la sinceridad de Washington para negociar. Esa lección fue aprendida durante las primeras rondas de negociaciones.
Abandonando sus compromisos una y otra vez, Estados Unidos ha regresado a su tradicional comportamiento con China y con el mundo. Sólo el trato correcto y el cumplimiento de lo prometido conducirá a un diálogo. Si Estados Unidos sigue actuando de forma arbitraria, China no vacilará en implementar contramedidas de lucha mucho más duras.
Un conflicto comercial no es un escenario fácil para China, ya que ocuparse del principal desafío le traerá pérdidas. China no eligió un conflicto comercial, se ha visto obligada a aceptarla. Pero esto no significa que se rendirá ante Estados Unidos ni ignorará que hay que librarla.
La única manera cabal de asumir el conflicto comercial es enfrentarla y ganarla.
El desarrollo de China proviene de su enorme capacidad resiliente para generar oportunidades de éxito en medio de competencias y rivalidades complejas. Esta vez, y de la misma manera, China vencerá.
(Web editor: Rosa Liu, Rocío Huang)