MEXICO, 7 mar (Xinhua) -- La Cancillería de México dijo hoy que pedirá información a Estados Unidos sobre un posible espionaje ilegal de su gobierno a activistas y periodistas que siguieron la caravana de migrantes centroamericanos a finales de 2018, como lo reportó la prensa estadounidense.
En un comunicado conjunto, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) de México y la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana sostuvieron que el gobierno de México desaprueba actos de espionaje ilegal, y anunció que pedirá a Washington, por los conductos oficiales, la información para esclarecer el caso.
"El gobierno de México desaprueba todo tipo de actos de espionaje ilegal hacia cualquier persona, nacional o extranjera", señalaron ambas dependencias.
Algunos medios de Estados Unidos publicaron ayer miércoles que el gobierno estadounidense habría vigilado en secreto a periodistas y activistas que cubrieron la caravana de centroamericanos, la cual recorrió México en octubre y noviembre pasados rumbo a la frontera con Estados Unidos.
Unos 10 periodistas y 47 activistas o personas señaladas de ser posibles instigadoras u organizadoras de la movilización habrían sido incluidas en una lista de espionaje, por la cual se colocaron alertas en el pasaporte de algunas de ellas, según reportó una filial de la cadena NBC en San Diego.
El seguimiento se hizo a personas estadounidenses y de otros países en el marco de un monitoreo gubernamental a la multitudinaria caravana que buscaba pedir asilo a Estados Unidos, de acuerdo a los reportes de la prensa estadounidense.
La Cancillería mexicana desmarcó al gobierno de México de la supuesta vigilancia hecha por Estados Unidos, tras subrayar que las autoridades mexicanas no realizan tareas de vigilancia ilegal a personas "bajo ninguna categoría o tipo de actividad".
"Se solicitará información al gobierno de Estados Unidos por los canales oficiales para esclarecer cualquier posible caso de espionaje ilegal", apuntó la SRE.
La caravana de migrantes llegó en noviembre pasado a la ciudad mexicana de Tijuana, fronteriza con San Diego, California, pero a las pocas semanas se diluyó porque miles de participantes regresaron a sus países o fueron detenidos por policías estadounidenses tras cruzar a su territorio de manera irregular.