Por Wang Kaihao
Beijing, 07/03/2019(El Pueblo en Línea) - He escrito sobre el Museo Palacio Imperial de Beijing, también conocido como La Ciudad Prohibida, durante casi cinco años.
Situado en el corazón de Beijing, este inmueble fue el hogar de los emperadores desde el 1420 hasta el 1911. Con sus 720.000 metros cuadrados, es el complejo de palacios más grande del mundo.
Cada año, trato de contar el número de veces que he visitado el Museo Palacio Imperial de Beijing, pero siempre fallo. Cuando los colegas se reúnen conmigo en la cafetería del trabajo, en lugar de si ya he comido, a menudo me preguntan si he visitado recientemente La Ciudad Prohibida.
También me preguntan si me aburro de visitar con tanta frecuencia el Museo Palacio Imperial de Beijing.
Bueno, no.
Cada vez que paso al recinto de paredes rojas, encuentro algo nuevo, gracias no sólo a las abundantes colecciones y a la maravillosa arquitectura, sino también a los esfuerzos de los administradores por cambiar la manera en que se perciben los museos.
Durante la sesión en curso del cuerpo consultivo político nacional, Song Jirong, director de la Unidad de Restauración del Museo Palacio Imperial, el centro de restauración de reliquias culturales más grande del mundo con 23 departamentos, indicó que otros departamentos se establecerían en las universidades.
El año pasado, la Unidad de Restauración se abrió por primera vez a los visitantes, permitiendo una mirada más cercana a cómo los tesoros antiguos recuperan su brillo de manos de talentosos restauradores. Song, quien también es miembro del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, planea cooperar con las universidades para capacitar a más profesionales graduados de educación superior en las bellas artes de la restauración.
Wang Kaihao, reportero de China Daily. [Foto: proporcionada a China Daily]
“Maestros en La Ciudad Prohibida”, un documental de tres episodios que se proyectó por primera vez en 2016, destacó el trabajo diario de los restauradores. Algunos de los principales especialistas, que habían trabajado tranquilamente en sus talleres durante décadas, de la noche a la mañana se convirtieron en estrellas.
Esto es una pequeña muestra de cómo el Museo Palacio Imperial de Beijing se ha transformado en los últimos años de una casa imperial a un lugar que la gente realmente puede disfrutar.
La Ciudad Prohibida, que el 2020 cumplirá 600 años, ahora transita por lo que se pudiera considerar como su tiempo más próspero desde la dinastía Qing (1644-1911).
Como reportero que cubro los temas del patrimonio cultural, tengo la suerte de testimoniar su renacimiento, y me alegro de estar viviendo en una época de prósperidad para los museos chinos.
Doce miembros del XIII Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino provienen de círculos relacionados con el patrimonio cultural o museístico.
El año pasado, el Comité Central del Partido Comunista de China y el Consejo de Estado de China presentaron una directriz, de nivel nacional, que promueve la protección del patrimonio cultural y la reforma de su administración.
Con el nuevo Ministerio de Cultura y Turismo establecido desde el pasado año, esta coordinación se ha dado dentro de una mejor plataforma y la importancia de las reliquias culturales ha aumentado a un nivel sin precedentes.
Liu Yuzhu, director de la Administración Nacional de Patrimonio Cultural, y consejero político nacional, precisó que los 5.000 museos establecidos en China atrajeron el año pasado más de mil millones de visitas. Además, en los últimos años el número de visitantes ha aumentado alrededor de 100 millones por año.
Durante una viaje a los Estados Unidos en 2011, cuando pasé tres días en las maravillosas salas de los museos Smithsonian en Washington, descubrí que en días festivos muchos padres llevaban a sus hijos a disfrutar de las exposiciones. En ese momento me pregunté si tal situación podría ocurrir en China.
Aunque no esperaba que se lograra tan rápidamente.
(Web editor: Rosa Liu, Rocío Huang)