Una mascota se somete a un tratamiento de acupuntura en el hospital. [Foto: Zou Hong/ China Daily]
Una ayuda menos invasiva
En una consulta de seis metros cuadrados, con dos diagramas de puntos de acupuntura en figuras de perros y cuatro imágenes de plantas medicinales colgadas en las paredes, el veterinario Pang busca los puntos correctos de acupuntura alrededor del cuello y las patas traseras de Anbei. Al encontrarlos, inserta la aguja y comienza a girarla.
Pang refiere que ha diagnosticado muchos perros con problemas espinales, cuyos dueños estaban desesperados porque la medicina occidental o la cirugía no lograban ningún efecto positivo.
"Muchos perros no pueden levantarse, incluso después de la cirugía, y terminan aquí recibiendo acupuntura", enfatiza.
Pang asegura que muchos de sus pacientes vuelven a andar después de dos o tres tratamientos de acupuntura y se recuperan completamente después de 12 sesiones. La acupuntura se acompaña de brebajes hechos con hierbas medicinales y emplastos.
He Jingrong, veterana especialista que trabajó en el mismo hospital hasta jubilarse, recuerda que ella se preocupó cuando en 1999 el dueño de un perro le pidió que solamente utilizara acupuntura y evitara las medicinas.
He, una de las primeras estudiantes que se especializó en medicina veterinaria tradicional china en la Universidad Agrícola de China, evoca aquel momento que sudaba nerviosa porque no estaba segura sobre la efectividad del tratamiento.
Utilizando solamente alcohol medicinal y agujas de acupuntura, He trató a perros guía de la raza labrador que tenían entre 2 y 13 años, y habían quedado inválidos después una cirugía de rodillas. A partir de las tres sesiones de acupuntura, los perros ya podían levantarse y caminar lentamente.
"En retrospectiva, pienso que esa experiencia, tanto a mí como a la acupuntura, nos ofreció una oportunidad para demostrar que realmente podemos ser eficaces", afirmó He.
La medicina veterinaria tradicional china se utiliza incluso en el Zoológico de Beijing, donde hay muchos animales que han sido regalados por otros países y necesitan una atención especial. En lugar de cirugía o pastillas, una grulla de corona roja se recuperó bien de la artritis reumatoide después de que sus largas piernas fueron enterradas en arena caliente.
La experimentada veterinaria indicó que los gatos son demasiado sensibles para ser tratados con acupuntura. Es por ello por lo que creó un masaje especial para ellos que ha demostrado ser eficaz para mejorar la circulación sanguínea. Su gato vivió hasta los 24 años.
Larga historia
La medicina veterinaria tradicional china tiene una historia que se remonta a miles de años. Se originó en la sociedad china primitiva cuando la gente comenzó a domesticar animales. La educación veterinaria comenzó desde la dinastía Tang (618-907), y el primer hospital veterinario fue construido durante la dinastía Song (960-1279).
La medicina veterinaria tradicional china utiliza enfoques similares a la salud y al tratamiento en seres humanos, incluyendo el uso de meridianos, puntos de presión y los cuatro métodos de diagnóstico: inspeccionar; escuchar y oler; investigar y toma el pulso. Aunque hay una diferencia sustancial: los animales no pueden responder preguntas.
El pulso de un perro se toma en la arteria femoral de sus patas traseras, y la dosis de medicación para un animal del tamaño de un caballo es una docena de veces mayor que la que requiere una persona.
"La medicina tradicional china para seres humanos y la medicina tradicional china para animales disfrutan de una larga historia de aprendizaje mutuo", explica He, y añade que muchos fármacos se prueban en gatos y perros antes de ser utilizados como tratamiento en seres humanos. A su vez, los puntos de acupuntura de los animales pequeños han sido homologados con el sistema que se utiliza en los seres humanos.
En el pasado, la medicina veterinaria tradicional china se utilizaba principalmente para los animales de gran tamaño dedicados a producir carne, servir en la agricultura o en el transporte.
En 1990, He notó que sus pacientes estaban cambiando y llegaban a la consulta animales cada vez más pequeños. Sus últimos “grandes” pacientes fueron los caballos y las mulas que transportaban la basura de la capital antes de la mecanización.