PARIS, 25 abr (Xinhua) -- El presidente de Francia, Emmanuel Macron, dijo hoy que desea que la reforma constitucional sea discutida en el Parlamento este verano, en respuesta a los meses de protestas de los chalecos amarillos.
Macron propuso un nuevo grupo de medidas, incluyendo un recorte significativo en el impuesto sobre la renta y una mayor participación de los ciudadanos en el proceso democrático con la esperanza de recuperar el aprecio del público.
Tras admitir un "profundo sentido de inequidad fiscal, territorial y social", Macron prometió reducir significativamente el impuesto sobre la renta, lo cual, dijo, será financiado eliminando ciertos resquicios legales, apretando el gasto público y con "la necesidad de trabajar más".
También anunció que propondrá que las pensiones menores de 2.000 euros (2.226 dólares) sean vinculadas a la inflación, además de un bono de fin de año libre de impuestos, para que "valga la pena trabajar".
En un poco común encuentro con los medios, el presidente francés dijo que busca un cambio profundo en el proceso democrático y las administraciones del país después de críticas crecientes en su contra en las que se le acusa de estar alejado de la realidad.
Para deshacerse de esta etiqueta, el presidente propuso una reforma para hacer que la gente se involucre más en el proceso democrático simplificando las reglas para los referéndums y descentralizando las administraciones.
"A nivel democrático, los ciudadanos desean estar mejor representados para participar más", dijo.
Tras rechazar el referéndum de la iniciativa de los ciudadanos, una de las peticiones claves de los "chalecos amarillos", Macron propuso reglas más simples para realizar un referéndum de iniciativa compartida, reducir el número de parlamentarios y limitar el número de mandatos con el tiempo.
Además prometió reformar el Consejo Económico, Social y Ambiental para permitir una mayor participación de los ciudadanos y una ley de "descentralización" para 2020 que se centrará en vivienda, transporte y transición ecológica.
Las manifestaciones de los "chalecos amarillos" comenzaron en noviembre de 2018 como protesta por el alza en el precio de los combustibles y posteriormente se convirtió en una rebelión social que pide la renuncia del presidente.