Sydney, 06/05/2019 (El Pueblo en Línea) - Chironex fleckeri, también conocida como avispa de mar, es la especie de medusa más venenosa. De hecho, se considera que cada una de ellas tiene el veneno suficiente para matar a 60 personas. El contacto con sus tentáculos, que miden hasta tres metros de largo, es extremadamente doloroso y basta para que unas pequeñas células, conocidas como cnidocitos, disparen un pequeño aguijón que inyecta neurotoxinas bajo la piel. Sin embargo, a pesar de su arsenal, entre 1884 y 1996 solo han fallecido 63 personas a causa de encuentros con avispas de mar en las costas de Australia, el lugar donde más frecuentemente se encuentran, y la mayoría de las picaduras no requieren hospitalización, según ABC.
Este martes, científicos de la Universidad de Sydney (Australia) han desarrollado un antídoto para este animal usando la técnica de edición genética CRISPR. Este es capaz de bloquear la necrosis y el dolor, siempre que se administre dentro de un margen de 15 minutos tras la picadura, aunque todavía desconocen si es capaz de evitar el paro cardiaco que puede producirse. Por el momento, han demostrado el funcionamiento del remedio en células humanas y en ratones, aunque esperan poder adaptarlo a humanos. Sus hallazgos se han publicado en Nature Communications.
«Estábamos investigando cómo funciona el veneno y cómo causa dolor», ha dicho en un comunicado Greg Neely, codirector de la investigación, junto a Raymond Lau. «Gracias a la técnica de edición genómica CRISPR pudimos identificar rápidamente cómo el veneno mata las células humanas. Por suerte, ya existía un medicamento para bloquear la ruta que usa la toxina contra las células, así que lo probamos como antídoto para ratones y descubrimos que, en efecto, puede bloquear el dolor y los daños en los tejidos», ha pormenorizado Neely. «Es súper emocionante».
Hasta ahora, el tratamiento consistía en aplicar vinagre o agua muy caliente sobre la zona afectada durante 20 segundos o 20 minutos, respectivamente. En los casos de picaduras más graves, era necesario aplicar técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP) para mantener el corazón latiendo.