BEIJING, 17 may (Xinhua) -- El mundo acaba de presenciar otra prueba de las absurdas preocupaciones de Estados Unidos respecto al desarrollo de las tecnologías innovadoras de China.
El Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció el miércoles que incluirá a Huawei y sus filiales en la Lista de Entidades de la Oficina de Industria y Seguridad del departamento, restringiendo la venta o transferencia de tecnología estadounidense a Huawei.
Estados Unidos alguna vez se jactó de ser un modelo de comercio libre y justo, sin embargo, establecer barreras comerciales sobre la base de "preocupaciones de seguridad" infundadas no corresponde con el elevado ideal.
Mientras que demanda a otros países un mayor acceso al mercado y el fortalecimiento de la protección de los derechos de propiedad intelectual, Estados Unidos actuó al contrario, cerrando su mercado para asfixiar a compañías innovadoras emergentes.
Esos actos son contrarios a la tendencia de globalización económica. Como la cooperación estrecha entre compañías de diversos países es una tendencia irreversible, el proteccionismo no puede provocar nada más que daños a todas las partes.
En la primera etapa, las compañías estadounidenses son las que podrían sufrir por la restricción impuesta a Huawei.
Como lo señaló el comunicado de Huawei, restringir a Huawei la realización de negocios en Estados Unidos no hará a ese país más seguro ni más fuerte; en cambio, esto sólo servirá para limitar a Estados Unidos a alternativas inferiores pero más costosas, dejando al país rezagado en el despliegue de 5G y dañando finalmente los intereses de compañías y de consumidores estadounidenses.
Según informaciones de la prensa, Huawei ha expresado su disposición a firmar "acuerdos de no espionaje" con gobiernos extranjeros para hacer que sus equipos cumplan el estándar de no espiar y de no "puerta trasera".
Desafortunadamente, Estados Unidos ignoró las soluciones constructivas y se apegó al unilateralismo contra la voluntad no sólo de China sino también de las empresas y consumidores estadounidenses.
Ya ha quedado claro que Estados Unidos busca contener el desarrollo de tecnologías innovadoras de China a través del bloqueo de productos y de empresas chinas.
Considerando el hecho de que múltiples cuestiones de ciberseguridad han sido expuestas en Estados Unidos, es particularmente irónico y poco razonable que ese país denuncia a China respecto a preocupaciones de seguridad.
Para China, que ha sobrevivido exitosamente a constantes restricciones, bloqueos y exclusiones de parte de Estados Unidos a lo largo de las décadas pasadas, otra sanción estadounidense no detendrá su progreso tecnológico ni su desarrollo económico.
No tiene sentido negarse a aceptar el hecho de que China está alcanzando a Estados Unidos en ciertas áreas. El progreso de China no debe ser visto como una amenaza, sino como vastas oportunidades para la cooperación. Negarse a aceptar esta realidad no es una acción positiva a la hora de tratar de "hacer a Estados Unidos grande otra vez".