Madrid, 12/11/2019 (El Pueblo en Línea) -Hallan conservado en ámbar al escarabajo del Cretácico, época en que los dinosaurios dominaban la Tierra. Este descubrimiento aportar valiosas pruebas sobre los procesos de polinización en esa era, destaca El Mundo.
El ejemplar, de hace 99 millones de años, pertenece a una especie hasta ahora desconocida y se ha convertido en el polinizador de plantas con flor más antiguo que se ha encontrado.
Hasta ahora, la evidencia de polinización en plantas florales más antigua databa de hace alrededor de 48 millones de años, por lo que el nuevo descubrimiento, publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), duplica su antigüedad. De hecho, los expertos consideran que debió existir polinización de angiospermas (plantas con flor) aún más temprana, pero lo difícil es encontrar al insecto con las manos en la masa.
Proveniente de un yacimiento de ámbar en Myanmar, Birmania, la especie ha sido bautizada como Angimordella burmitina. Aunque extinta, pertenece a la familia de los mordélidos, que son en la actualidad los escarabajos visitadores de flores más comunes en el planeta.
El escarabajo se alimentaba del polen de las flores y parte del mismo se quedaba adherido a su pelo, de donde los científicos han podido ahora recuperar 62 granos.
Aunque, si consideramos también la polinización de gimnospermas (plantas con la semilla al descubierto, como las piñas), nos vamos aún más atrás en el tiempo. Un escarabajo encontrado en un yacimiento de ámbar en Álava mostró evidencias de haber polinizado plantas hace 105 millones de años, tal y como descubrió en 2017 un equipo de investigadores españoles.
Sin embargo, no hay evidencias directas de que, además de ingerir el polen, también lo transportaran a otras plantas para ayudar a su reproducción.
Los casos que, gracias al ámbar, han sido documentados, son importantes porque marcan la transición desde un predominio de las gimnospermas, como el que documentan los yacimientos españoles, de hace 105 millones de años, hasta la progresiva extensión de las angiospermas, que ya se constata en el ámbar birmano, de hace 99 millones de años.