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Los arrogantes dobles estándares de Washington en materia de derechos humanos

BEIJING, 8 dic (Xinhua) -- A pesar de la reiterada y fuerte objeción de China, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el martes pasado un proyecto de ley relacionado con Xinjiang acusando a Beijing de violar los derechos humanos en la región.

Al interferir en los asuntos internos de China e ignorar el notable progreso antiterrorista y de desradicalización en la Región Autónoma Uigur de Xinjiang, Washington ha revelado una vez más sus dobles estándares sobre los derechos humanos y la lucha contra el terrorismo.

Es ampliamente reconocido que los derechos humanos más básicos son los derechos de subsistencia y desarrollo. Sin una sociedad estable y segura, el debate sobre la protección de los derechos humanos estará vacío.

El problema más grave que enfrenta Xinjiang es eliminar los actos terroristas y extremistas violentos, que mataron a numerosos civiles inocentes y cientos de policías y causaron enormes daños a la propiedad entre los años 90 del siglo pasado y 2016.

En respuesta a una situación tan grave, el gobierno local en Xinjiang ha tomado una serie de medidas, incluida la creación de centros de educación y formación profesional, para combatir los crímenes violentos y abordar causas fundamentales como la pobreza, el desempleo y el extremismo religioso. Como resultado, Xinjiang no ha visto un solo ataque terrorista durante tres años consecutivos.

Las prácticas preventivas de China en Xinjiang se basan en la experiencia de muchos otros países del mundo y están de acuerdo con el Plan de Acción de las Naciones Unidas para Prevenir el Extremismo Violento.

En todo el mundo, Francia ha establecido el Centro Nacional de Asistencia y Prevención de la Radicalización, y muchas comunidades locales de EEUU están ofreciendo programas de corrección para ayudar a los jóvenes influenciados por varios tipos de enseñanzas extremistas.

Mientras tanto, los políticos de Washington que intentan difamar la política china sobre Xinjiang deben verificar primero el historial de derechos humanos de su propio país.

Esos políticos no deben olvidar la historia manchada de sangre de los nativos americanos, que fueron masacrados y cuyas tierras fueron incautadas por las fuerzas estadounidenses en nombre de la "civilización" durante muchas décadas en el siglo XIX.

Hoy en día, muchos de los nativos americanos todavía luchan contra una serie de desafíos inmediatos como tener viviendas deficientes, atención médica inadecuada y altas tasas de desempleo.

Estados Unidos además tiene un historial ignominioso en la violación de los derechos humanos de los musulmanes.

En las últimas dos décadas, Washington, al lanzar guerras, ha cometido innumerables crímenes contra los derechos humanos en Afganistán, Irak, Siria y Libia, lo que ha resultado en una gran pérdida de vidas inocentes.

Dentro de Estados Unidos, alrededor del 82 por ciento de los adultos estadounidenses dice que los musulmanes están sujetos a algún tipo de discriminación en el país, dijo un informe del Pew Research Center, un grupo de expertos de EEUU, publicado en mayo.

Además, las Naciones Unidas han expresado su grave preocupación por el trato "perturbador" de EEUU a los migrantes y refugiados.

Esto debido a que varios organismos de derechos humanos de la ONU han descubierto que la detención de niños migrantes separados de sus padres puede constituir un trato cruel, inhumano o degradante, el cual está prohibido por el derecho internacional.

Algunos políticos de Washington parecen creer que la máxima autoridad para saber quién viola los derechos humanos está en sus manos.

Sin embargo, su arrogancia y sentido de justicia propia en el llamado problema de los derechos humanos en Xinjiang solo exponen aún más su intención malévola de interrumpir el desarrollo de China.

Se aconseja que esos políticos dejen de perder el tiempo fabricando problemas imaginarios para entrometerse, y se enfoquen en abordar las reales y masivas carencias en derechos humanos que su país ha acumulado.