Por Yasef Ananda
Beijing, 10/01/2022 (El Pueblo en Línea) - El 7 de enero, la edición digital en inglés del New York Times publicó un reportaje titulado: “Ravioles imposibles más allá de los bollos: ¿Comprará China carne falsa?”. ¿Su protagonista? Un ambicioso y dramático comerciante llamado Pat Brown, habilidoso en el “cambalache” de mezclar el paraíso vegetariano con la redención de los supuestos responsables del calentamiento climático (hamburguesa sintética vendida y cobrada por él mediante), aderezando el reclamo con un guiño quejumbroso contra el supuesto y terrible proteccionismo chino y el infranqueable dédalo cultural -de psicoanalista concebido- cuando de la noble tarea de ofrecerse con devoción al mejoramiento humano por estos lares se trata.
En este nuevo acercamiento sobre China que nos “regala” el New York Times, tanto el periodista David Yaffe-Bellany como su misionero mercader, intentan burlarse del lector inteligente y desprejuiciado que algún día aspiró a tener como masa crítica ese destacado rotativo. Al mejor estilo de las innovaciones de Brown, el New York Times se esmera en pasar gato por liebre. Mal maquillados, y en plétorica cofradía crepuscular -tanto por la ignorancia omisoria como por el marcado oportunismo de la abejita en el panal- ambos entes se complementan. Primero, en la descolorida ansiedad del emprendedor Brown por amasar dinero rápido en China (concebido por muchos como El Dorado del siglo XXI y del cual depende su expansión). Y en segundo lugar, en la constante y sonante necesidad de arrojar sombras y experiencias “dudosas y traumatizantes” contra los anunciados avances de la administración estadounidense vinculados a los nuevos acuerdos comerciales con el gigante asiático. Dualidad interna que bombea por triangulación contra China. Eso es lo único que les quita el sueño al intrépido Brown y al insidioso del New York Times... para ello tienen que intentar ridiculizar a China como una aldea llena de carnívoros insaciables llenos de pepitas de oro y una administración ignota que escribe en braille. E incluso pretextar un nuevo capítulo de las anquilosadas crónicas “newyortinas” de la franquicia “China: crónica de una muerte anunciada”. Todos, menos ellos, saben bien que nunca llegarán hacia ese falso norte remando a ese compás... sin costas en el horizonte ni viento a favor.
Para empezar a poner las cosas en su sitio, urge presentar al listillo Brown, director ejecutivo de Impossible Foods, una empresa que produce carne sintética, y que el propio Yaffe-Bellany identificó como el principal rival de Beyond Meat, afirmando que “han pasado de start-ups con espacios de nicho a entrar en las principales compañías de alimentos estadounidenses, llegando a acuerdos con cadenas de comida rápida como McDonald's y Burger King, y ganándose el aplauso por sus esfuerzos para reemplazar los productos animales por sustitutos vegetales, que son más saludables y menos dañinos para el medio ambiente”.
Aplauda usted también, pero querido lector, no se engañe. Lamentablemente ese no es el primer párrafo del reportaje que comentamos. Es por ello por lo que resulta patético que una empresa de este prestigio decida presentarse con una coreografiada obertura lacrimógena sobre la crueldad calculada de “quien te mastica, pero no te traga”, y te invita a exponer en la Feria Internacional de Exportaciones de Shanghai “junto a un vendedor de puertas correderas de vidrio y cerca de un proveedor de alfombras persas”, de acuerdo al propio testimonio del lacerado Brown. ¿Qué se pretende empañar con esta lagrimilla delicatessen de geniecito abandonado al azar de los furibundos? ¿Avecinar futuros escenarios hostiles para las compañías de alimentos, tanto estadounidenses como extranjeras, que buscan oportunidades de ganar presencia en China? ¿Desligitimar el impacto profesional y los notables resultados de la Feria Internacional de Importaciones de Shanghai? Un poco de todo supongo, pero con teatro... eso sí, con mucho teatro.
Después de llorar la “inmensa pena de su extravío” en la Feria Internacional de Importaciones de Shanghai, el inefable Brown avanza y reconoce que China "es un mercado absolutamente esencial y extremadamente importante para nosotros". Entonces, como por arte de magia (recordemos que se trata de teatro) el avaro mercader se transfigura en redentor de las causas sociales para fustigar que no le hayan dado la oportunidad de “evangelizar” al mercado chino con su carne sintética. Y advierte desde sus alturas de hombrecillo del futuro: "cada vez que alguien en China come un pedazo de carne, un poco de humo sube en el Amazonas". Otra vez el mismo “pase mágico” para construir “en la nube” e hilvanando medias verdades, un falso derrotero que se camufla en asuntos “progres” del momento, pero sin descuidar el reminbi como objetivo de su mirilla telescópica.
Precisamente sobre este tema de la “depredación” de recursos naturales globales en función del consumo interno de un gran país, voces autorizadas como el director de Cambio Climático y Energía del Instituto de Recursos Mundiales de México, han reconocido públicamente el compromiso de China para “atacar el problema de las emisiones y el cambio climático asociado”, y la “oportunidad económica que aprovecha para generar una transición hacia una economía limpia”. Prueba de ello es que China ha cumplido con lo suyo en el Acuerdo de París, y ha instado a las partes que se adhieran y defiendan el multilateralismo, bajo el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas.
La empresa Impossible Foods, fundada por un biólogo que intentó copiar el jugo que tiene una hamburguesa real, ha logrado usando un tipo de “sangre” vegetal proveniente de la soya, que no ha estado exenta de críticas. De acuerdo a un artículo del Huffpost (Agosto del 2017), Impossible Foods admitió que hasta un cuarto del “hemo” ingrediente en sus hamburguesas se compone de 46 proteínas animales “inesperadas”, algunas de las cuales han sido identificadas, y ninguna de ellas evaluadas conforme a su seguridad hasta el momento. A pesar de las advertencias de la FDA, Impossible Foods comenzó a vender su Impossible Burger.
Por otra parte, actualmente se desarrollan las carnes de laboratorio provienentes de células madre del tejido muscular del animal, combinadas con un suero (usualmente de fetos y vacas muertas). Luego de alimentar a las células con azúcares y sales, comienzan a crecer en verdaderos tejidos musculares y graso, para que parezca más “real”. Esto es lo que llaman “carne limpia”, amigable con el medio ambiente y que necesita menos tierra y agua. Muchos consideran que podría ser la solución para la alimentación de países en desarrollo, y ante la creciente población mundial, aunque poco se sabe a ciencia cierta y hoy resulta muy costosa su producción.
No se puede obviar que la huella ecológica de la producción y consumo de carne y otros derivados animales en los países desarrollados impulsan la crisis climática. La FAO considera que “el sector ganadero contribuye significativamente al total de emisiones humanas de gases de efecto invernadero (GEI)”, que se estima que representan a nivel global un 14,5%, ocupando el protagonismo la ganadería industrial. Cuanto más animales, más emisiones. Además, la producción ganadera debe basarse en la sostenibilidad de reducir su impacto ambiental desde los propios países exportadores. Uruguay es un ejemplo de manejo responsable de sus recursos, ganadería y compromiso medioambiental. Uno de los pocos países que está en equilibrio entre lo que emite y lo que fija al suelo.
Tampoco bajo la premisa de que tiene “tanta responsabilidad el que mata la vaca como el que le agarra la pata” hay que abrirle la puerta de la casa -de par en par y hasta el fondo- a las buenas nuevas. Sin un probado rigor científico, los nuevos productos que buscan reemplazar el consumo de carne animal tendrán que tener paciencia y esperar su momento.
En este sentido, son las autoridades chinas las únicas responsables de decidir si ese momento ha llegado o no dentro del mercado chino, a pesar de que el comerciante Brown -auxiliado por el New York Times- se empeñe en vincular el éxito de una economía con características propias, robusta capacidad de consumo y notable aporte al bienestar alimenticio de su población a los incendios del Amazonas.
(Web editor: 赵健, Rosa Liu)