Por Miguel Angel
Guadalajara, 06/02/2020 (El Pueblo en Línea) - Ante la epidemia del coronavirus 2019-nCoV el mundo ha reaccionado de formas diferentes. Por un lado, los gobiernos, tanto el de China como los de los demás países con o sin infectados, están poniendo su mejor empeño para intentar contener la propagación de éste patógeno pero, como siempre, las personas reaccionan de las maneras menos esperadas.
Es innegable que vivimos en un mundo expuesto a los memes. Ya sea porque buscamos que el humor minimice un poco el pánico o porque nuestra naturaleza nos remite a reírnos ante situaciones complicadas, y ante un trending mundial, es inevitable enfrentarnos a una lluvia de esta particular forma de información.
Pero una cosa es reírnos un poco para aderezar la situación (los chinos están muy activos en eso) y otra, muy diferente, es que esto sea el camino –junto a la ignorancia– que conduzca al racismo y xenofobia.
El coronavirus de Wuhan nos recuerda como humanidad que, tristemente, “aún existe un fuerte racismo y varios prejuicios en contra de la comunidad China“.
Los chinos, fuera de su país, y las personas que estamos vinculadas a la nación de alguna forma son víctimas de xenofobia, mofas y humillaciones. Así como no todos los asiáticos son chinos, así no todos los chino o quiénes viven o han estado en China portan el virus.
La OMS incluso ha salido a aclarar que recibir un paquete de China no transmite la infección.
Debido a esto la comunidad china en Francia creó el hashtag #JeNeSuisPasUnVirus (#YoNoSoyUnVirus) con el que se pretende concientizar el racismo del que están siendo víctimas: burla, desprecio, humillaciones, xenofobia… todo por el virus chino.
La epidemia del coronavirus es un problema de salud mundial que poco a poco se está conteniendo y atacando. Y, en lugar de unirnos en pro de una sociedad que la está pasando mal, el mundo se está empeñando en demostrar que el racismo aún sigue vigente en pleno 2020.
Y eso es triste porque demuestra que no avanzamos como humanidad. Que nos subimos al tren del meme burlándonos, para mal, de un pueblo que la pasa mal y, aprovechando con ello, descargarmos todos aquellos prejuicios que se decían extintos pero que siempre estuvieron ahí.
La peor repercusión del coronavirus terriblemente no serán los muertos que la epidemia deje o sus secuelas económicas sino el que, una vez más, demostramos que no somos la sociedad moderna que nos jactamos ser.
Ojalá pronto entendamos que, ante las tragedias -como con la epidemia del coronavirus- lo que se necesita es la unidad pues eso, junto a un correcto actuar, es lo que como humanidad nos hará superar cada desafío en pro de la construcción de una auténtica sociedad.
El autor es un filósofo de México.
(Web editor: 吴思萱, 赵健)