Productores de frutas de Haikou, provincia de Hainan, empaquetan melones, que se venderán en la plataforma en línea de Alibaba y se podrán entregar en todo el país. [Foto: Niu Jing / China Daily]
Por Vincent Martin
Beijing, 25/02/2020 (El Pueblo en Línea) -A finales de diciembre del 2019, en China se identificó un nuevo coronavirus (2019-nCoV) como la causa de que un número significativo de seres humanos padecieran una enfermedad respiratoria. El brote actual, por primera vez se detectó en la ciudad de Wuhan, importante centro económico y de transporte nacional e internacional del país. Durante un mes, el mortal virus ha trastornado al mundo. Y el miedo se ha propagado más rápido que el propio virus, que parece ser altamente contagioso aunque menos letal que el SARS y el MERS, predecesores ya conocidos y de misma familia del nuevo coronavirus.
Aunque la epidemia de 2019-nCOV es principalmente una crisis de salud pública, los expertos ya expresan su preocupación de que el virus podría tener un impacto mucho más amplio en la economía china y global, factor que provocaría trastornos socioeconómicos en todo el mundo.
Si la epidemia de SARS del 2003 se toma a menudo como un punto de referencia para extrapolar el curso de la evolución de esta epidemia del nuevo coronavirus, la contribución de China a la economía mundial de hoy -desde una perspectiva de salud pública y socioeconómica- no se compara con su desempeño de hace 17 años. Desde el SARS, también el país ha recorrido un largo camino en cuanto a la capacidad de manejar rápidamente y eficientemente tales situaciones de emergencia.
De acuerdo a estadísticas del Fondo Monetario Internacional, China se ha convertido en el centro de la economía mundial, contribuyendo en el 2018 con el 18,67 por ciento al PIB mundial, mientras que en el 2003 representaba el 8,74 por ciento de la producción económica mundial.
China también es la nación comercial más grande del mundo, profundamente arraigada en el comercio mundial a través de una multitud de acuerdos bilaterales y multilaterales. Aunque la participación de la agricultura, incluida la silvicultura y la pesca, en el PIB del país está disminuyendo, en el 2018 su contribución al PIB nacional fue del 7,19 por ciento. Las exportaciones e importaciones del país cubren destinos y fuentes que abarcan todas las regiones del mundo. Asimismo, la agricultura y la alimentación constituyen un importante rubro dentro la cartera comercial del país. En este contexto, se han suscitado dudas sobre el impacto de la epidemia del nuevo coronavirus en la oferta y la demanda de la agricultura, tanto en China como en el extranjero, y sus probables efectos en los precios y en los mercados de alimentos.
Sin embargo, a día de hoy las opiniones de los expertos sobre este asunto siguen siendo muy cautelosas y la única certeza hasta el momento es que nada es definitivo. Será crucial seguir de cerca la evolución de la epidemia durante los próximos días y semanas. Su impacto en la economía o en el sector agrícola dependerá, en gran medida, del tiempo necesario para detener la propagación del letal virus.
Por lo tanto, intentar evaluar en esta etapa su impacto en el sector agrícola es prematuro y solo admite especulaciones. Dependerá de cuánto dure la emergencia de salud y la duración de las medidas restrictivas hasta que las empresas puedan reanudar sus operaciones habituales.
Aprendiendo del pasado y de emergencias de salud pública similares, las restricciones en el movimiento de bienes y seres humanos pueden tener importantes repercusiones socioeconómicas en los medios de vida de las personas implicadas, pudiendo ir más allá del impacto directo a la salud, afectando a los grupos sociales más vulnerables. Si bien estas restricciones son necesarias para limitar la propagación de la enfermedad, a menudo conducen a la interrupción de las cadenas del mercado y comercio de productos agrícolas, destacando un impacto potencial significativo en las poblaciones que dependen de ellos para su sustento y su seguridad, tanto alimentaria como nutricional.
En tales casos, las economías locales son a menudo las más afectadas, debido a que las empresas permanecen cerradas y los consumidores se atrincheran en sus hogares. Los más afectados podrían ser las medianas y pequeñas empresas, ya que las cadenas de suministro de sus productos se interrumpen por restricciones al transporte y al movimiento de personas. La actual epidemia por el nuevo coronavirus aparece llega después de la epidemia de peste porcina africana, que inició en agosto del 2018 y afectó gravemente a la industria porcina china, disparando los precios del consumidor y acumulando pérdidas en ingresos para los pequeños agricultores.
Para contrarrestar tales efectos adversos en zonas rurales, el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China está monitoreando cuidadosamente la situación. Al tiempo que contribuye al esfuerzo nacional de detener la transmisión del virus, ha tomado una serie de medidas para aliviar la presión sobre las pequeñas empresas. El 27 de enero, el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales, junto al Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social y la Comisión Nacional de Salud, emitieron una nota informativa dirigida a los agricultores para la prevención y el control del virus en las zonas rurales. En este documento se reconoce la importancia de garantizar, durante el período de emergencia, el suministro de alimentos en buena cantidad y calidad. El Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China también emitió un aviso, fechado el 30 de enero del 2020, para apoyar y garantizar la producción de alimentos durante el invierno y primavera, dentro del período epidémico y más allá.
En última instancia, si bien el enfoque de hoy es detener la transmisión del virus vía humana, las medidas de mitigación y recuperación tempranas deben anticiparse y aplicarse lo antes posible para minimizar el efecto disruptivo en los sistemas alimentarios y las cadenas de los mercados locales y globales. Comprender el impacto que tienen en el sustento de las personas que viven en zonas rurales, y estudiar el origen y la aparición del virus en la interfaz humano-animal-medio ambiente, son de suma importancia para prevenir la recurrencia de tales epidemias en el futuro.
Bajo el enfoque One Health, la FAO trabaja en estrecha colaboración con el Ministerio de Agricultura y Asuntos Rurales de China, la Academia China de Ciencias Agrícolas, y junto a organizaciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE). Se busca ayudar en la identificación de posibles huéspedes animales de este virus y medir el impacto en el sustento de los pequeños agricultores. Estos fueron algunos de los mensajes clave entregados el 5 de febrero en una declaración de las agencias alimentarias FAO, FIDA y PMA, con sedes en Roma, que están dispuestas a proporcionar todo el apoyo necesario al gobierno y al pueblo chinos en sus esfuerzos por vencer el nuevo virus y mitigar su impacto en la salud y los medios de vida de las personas.
El autor es representante de la FAO en China y en la República Popular Democrática de Corea. Las opiniones expresadas no representan necesariamente la posición del China Daily.
(Web editor: 周雨, 赵健)