Por Kou Jie
Nota del editor: Un virus letal llamado COVID-19 azota a China. Las autoridades y el pueblo han estado trabajando incansablemente para vencerlo. Ya se han verificado progresos notables. Han sido muchos los esfuerzos mancomunados de millones de chinos de a pie, médicos, voluntarios, policías y funcionarios gubernamentales. Su abnegación ha impedido que el virus se propague aún más por todo el mundo, controlando la epidemia. Sus nombres no deben ser olvidados, y sus heroicas historias tienen que ser conocidas.
Para recordar a aquellos que han hecho grandes contribuciones, inauguramos un nuevo espacio titulado “Héroes de la lucha contra el COVID-19”.
En un momento en que se necesita más valor y amor que nunca, compartiremos historias conmovedoras que se centran en personas de pueblo que, con valentía y desinterés, han dedicado sus vidas a luchar contra la epidemia.
Wuhan, 28/02/2020 (El Pueblo en Línea) - En una fría mañana del 23 de febrero, Xia Sisi, una doctora de 29 años en Wuhan, respiró por última vez. Al fallecer, dejaba un hijo de 2 años y su querida carrera. 40 días antes, había comenzado a dedicarse a la lucha contra el COVID-19, un virus letal que arrasó con China y ha cobrado numerosas vidas.
Llámame, y siempre estaré allí
Xia era la doctora más joven del departamento de gastroenterología del Hospital Xiehe Jiangbei en Wuhan. Reconocida por su amabilidad con los pacientes, así como por sus excelentes habilidades médicas.
“Llámame si los pacientes me necesitan, y siempre estaré allí”. Esta fue su frase y lema favoritos. Siempre que había una emergencia, Xia acudía. Además, ella ofrecía tratamiento gratuito a las personas de escasos ingresos”, recuerda Qiu Haihua, jefe del equipo de Xia.
El gran amor que sentía por los pacientes la trajo de vuelta a las salas un 14 de enero, al escuchar que una paciente de 76 años, que mostraba síntomas de COVID-19 y necesitaba atención médica. Aunque no era su paciente, ella se ofreció a quedarse con ella y pasó varias noches sin dormir en el hospital para diseñar un plan de tratamiento.
Gracias a sus excelentes habilidades médicas, la paciente pronto se recuperó. Pero Xia fue diagnosticada con el COVID-19 e internada en una sala especial para recibir tratamiento. Durante su ingreso en el hospital, continuó enviando mensajes para consolar a sus colegas, insistiendo en que retomaría a su puesto tan pronto enseguida que se curara.
A pesar de la actitud positiva de Xia, pronto cayó en un coma que duró más de dos semanas y del que nunca jamás pudo despertar.
Familia devastada
El esposo y los padres de Xia son todos profesionales de la medicina. Toda su familia ha curado a innumerables pacientes, pero no pudieron salvar a su amada hija y esposa.
"Ni siquiera tuvo tiempo de decirnos adiós", expresó Wu Shilei, el esposo de Xia, "Nos comprometimos a amarnos para siempre, cuidando a nuestros padres e hijo, pero la epidemia lo ha cambiado todo".
“Nuestro hijo todavía está esperando que regrese su madre. Cada vez que suena el teléfono, el niño corre para levantar el auricular, esperando escuchar la voz de su madre del otro lado. Le hemos estado diciendo que su madre está ocupada tratando pacientes en el hospital”, agregó Wu.
"Si tengo mala suerte y muero a causa del virus, espero que puedas ser fuerte y cuidar a nuestros padres y a nuestro hijo". Esas fueron las últimas palabras de Xia para su esposo.
Espíritu eterno
"Al igual que a todas las mujeres jóvenes, a Xia le encantaba comprar con nosotras y teñirse el cabello con colores a la moda ... No puedo creer que nos haya dejado tan rápido", exclamó Chen Changna, colega de Xia.
Aunque Xia se fue de este mundo, su oficina todavía aún está llena de sus pertenencias. Flores, cartas y velas cubren su escritorio, mostrando cuánto la amaban sus colegas.
“Al igual que Xia, muchos de sus colegas todavía luchan en la primera línea contra el virus. Como médicos, nunca nos retiraremos y lucharemos ofreciendo nuestras vidas", aseguró Qiu.