MONTEVIDEO, 24 mar (Xinhua) -- Los uruguayos cambiaron sus hábitos, dejaron de dar besos y apretones de manos y ya no comparten el mate, su orgullo nacional, tras la detección el 13 de marzo de los primeros casos de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19).
Con "incertidumbre" y "responsabilidad" afronta el futbolista Sergio Blanco su noveno día de cuarentena como integrante del club Montevideo City Torque, uno de cuyos funcionarios fue de los primeros en contraer la COVID-19 en Uruguay.
"Cumplimos con las rutinas (de entrenamiento) diarias, de mañana y de tarde, pero cada uno en su casa, esperando que pasen los días, con mucha paciencia", contó a Xinhua Blanco, de destacada trayectoria en equipos de México y Perú.
Los ejercicios están adaptados para espacios reducidos como una cocina o un cuarto, al considerar la variedad de viviendas en las que habitan los jugadores de este equipo recién ascendido a la primera división uruguaya e integrante del City Football Group.
El aislamiento social "cuesta", admitió Blanco, pero más le cuesta a su abuela, que está en la población de riesgo por ser mayor de 65 años, porque "ya tiene otros hábitos y rutinas".
Este delantero que vistió dos veces la camiseta de la selección nacional de Uruguay a veces pospone el entrenamiento matinal y aprovecha para pintar la casa y otras tareas hogareñas y luego hace una sesión doble de los ejercicios en la tarde.
Tiene claro que ante esta pandemia a "casi todo el mundo nos va a tocar perder y ceder cosas", pero por otro lado dijo que en esta situación comparte más con sus hijos, de tres y 13 años, y con el mayor "entrenamos juntos".
El cierre de comercios, restaurantes y hoteles provocó que los envíos al seguro de desempleo la semana pasada casi tripliquen la peor cifra de marzo de los últimos 17 años.
Ante esta realidad inimaginable, el 1 de marzo, cuando asumió el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, el gobierno anunció un plan de alivio para las pequeñas empresas afectadas con créditos blancos y postergación de vencimientos y un plan social de seguridad alimentaria.
Este escenario tan complejo despertó muestras de solidaridad de todo tipo desde jóvenes que en sus edificios se ofrecen a hacerle los mandados a los ancianos, hasta profesionales como médicos o contadores que en las redes sociales responden preguntas de manera honoraria.
La diseñadora Verónica Benzano es propietaria de una empresa que diseña y confecciona trajes de baño; sin embargo, comenzó a elaborar tapabocas de coloridos diseños para donarlos.
"La idea es que se pueda lavar, mas de una vez al día", comentó Benzano.
"No es diseño de modas, la idea es estar protegidos, protegernos nosotros y proteger a los demás también", dijo al Canal 10 de la televisión local.
Ante la alta demanda, ahora pide una cooperación de 50 pesos (1,1 dólar) para cubrir los materiales, pero "nadie se puede quedar sin el tapabocas por no tener ese dinero, lo entregamos gratis", aclara.
El Parlamento también adoptó medidas excepcionales para funcionar durante la emergencia sanitaria, al apostar por un inédito régimen de sesiones a distancia.
"Ya hay programadas varias sesiones virtuales y con presencia virtual de autoridades", señaló a Xinhua el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Lema.
Como ejemplo, mencionó que en los próximos días habrá reuniones bajo esta modalidad con autoridades de los ministerios de Desarrollo Social, de Trabajo y Seguridad Social y de la Educación Pública, en todos los casos para abordar los efectos de la COVID-19.
En estas sesiones a distancia cada legislador desde su despacho o domicilio puede hacer "interrogantes, consultas y comentarios".
"El Parlamento está trabajando con mucha sesión virtual y con el plenario cuando así se lo requiere", agregó Lema.
(Web editor: 吴思萱, 赵健)