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La revista Nature pública una editorial disculpándose por asociar el virus con Wuhan

Pueblo en Línea  2020:04:09.21:19

Por Pueblo en Línea

Nota del editor:

Con la pandemia de COVID-19 propagándose por el mundo desde hace meses, varios funcionarios de gobiernos y medios de comunicación han asociado el virus letal con Wuhan, la ciudad china donde se reportó por primera vez el brote de COVID-19. Aunque no hay evidencia que indique que el virus se originó en Wuhan, políticos como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se han referido a él como el "virus chino", un acto malicioso que ha provocado crímenes de odio rampantes y discriminación contra las comunidades asiáticas. El 7 de abril, la revista Nature publicó un artículo editorial titulado "Detengamos el estigma del coronavirus ya", señalando que la pandemia está alimentando una ola deplorable de racismo y discriminación, especialmente contra los asiáticos. La educación y la investigación también pagarán un alto precio. La famosa revista científica pidió el fin de la politización del virus y los ataques racistas.

"Sería trágico si el estigma, alimentado por el coronavirus, llevara a los jóvenes de Asia a retirarse de los campus internacionales, restringiendo su propia educación, reduciendo las oportunidades propias y ajenas, y dejando la investigación en el peor de los casos", dice la disculpa emitida por Nature.

A continuación, mostramos el artículo completo:

Detengamos el estigma del coronavirus ya

La pandemia está alimentando el racismo y la discriminación deplorables, especialmente contra los asiáticos. La educación y la investigación también pagarán un alto precio.

Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció en febrero que la enfermedad causada por el nuevo coronavirus se llamaría COVID-19, las organizaciones involucradas en la comunicación de información de salud pública adoptaron rápidamente el nombre. Además de nombrar la enfermedad, la OMS estaba enviando implícitamente un recordatorio a aquellos que habían asociado erróneamente el virus con Wuhan y con China en su cobertura de noticias, incluida la revista Nature. Lo que hicimos fue un error de nuestra parte, por lo que asumimos la responsabilidad y nos disculpamos.

Durante años, fue común que las enfermedades virales se asociaran con los paisajes, lugares o regiones donde ocurrieron los primeros brotes, como en el caso del Síndrome Respiratorio de Oriente Medio, o el virus Zika, llamado así por un bosque en Uganda. Pero en 2015, la OMS introdujo pautas para detener esta práctica y así reducir el estigma y los impactos negativos, como el miedo o la ira dirigida hacia esas regiones o sus pueblos. Las pautas subrayaron el hecho de que los virus infectan a todos los humanos: cuando ocurre un brote, todos estamos en riesgo, independientemente de quiénes seamos o de dónde provengamos.

Y, sin embargo, a medida que los países luchan por controlar la propagación del nuevo coronavirus, una minoría de políticos se apega a la escritura obsoleta. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asociado repetidamente el virus con China. El legislador brasileño Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente Jair Bolsonaro, lo calificó de "culpa de China". Políticos de otros lugares, incluido Reino Unido, también dicen que China es responsable de la pandemia.

Continuar asociando un virus y la enfermedad que causa con un lugar específico es irresponsable y debe detenerse. Como el epidemiólogo de enfermedades infecciosas Adam Kucharski nos recuerda en su oportuno libro The Rules of Contagion, publicado en febrero, la historia nos dice que las pandemias llevan a las comunidades a ser estigmatizadas, por lo que todos debemos tener más cuidado. En caso de duda, busque asesoramiento y siempre recurra al consenso de la evidencia.

Ataques racistas

No hacerlo tiene consecuencias. Está claro que desde que se informó por primera vez del brote, las personas de ascendencia asiática en todo el mundo han sido objeto de ataques racistas, con costes humanos incalculables, por ejemplo, en su salud y sustento. Las agencias de aplicación de la ley dicen que están haciendo de la investigación de delitos de odio una alta prioridad, pero tales investigaciones podrían llegar demasiado tarde para algunos, incluidos muchos de los más de 700.000 estudiantes chinos de pregrado, maestría y doctorado que estudian en universidades fuera de China. La mayoría se encuentra en Australia, Reino Unido y Estados Unidos. Muchos han regresado a sus hogares mientras sus instituciones están cerradas como medida de prevención de contagios, y muchos podrían no regresar. Los estudiantes dudan en regresar, en parte debido a los temores de un ambiente de racismo continuo, junto con la incertidumbre sobre el futuro de sus cursos y no saber cuándo se reanudarán los viajes internacionales.

Estos jóvenes experimentarán interrupciones y la pérdida de nuevas conexiones y oportunidades. Pero la pérdida de estudiantes de China y otros países de Asia también tiene implicaciones preocupantes y de gran alcance para la causa académica. Significa que las universidades en los países afectados serán menos diversas, algo que no ha sucedido durante generaciones.

Una pérdida para todos

Durante décadas, los campus se han esforzado por impulsar la diversidad, y los países han promulgado políticas para fomentar la movilidad académica internacional. La diversidad es valiosa por sí misma. Fomenta la comprensión y el diálogo entre culturas, y el intercambio de puntos de vista y formas de ser. Además, siempre ha sido un combustible para la investigación y la innovación.

Por otro lado, se necesita un cuerpo universitario diverso para mejorar las políticas y estructuras y hacer así que las universidades, y la publicación de investigaciones, sean más acogedoras. Quedan muchas barreras frente a la diversidad: en la edición de abril de Nature Reviews Physics, por ejemplo, investigadores y comunicadores científicos de China, India, Japón y Corea del Sur informan sobre casos de discriminación y otros factores que les impiden ser escuchados en revistas internacionales (S. Hanasoge et al. Nature Rev. Phys. 2, 178-180; 2020).

Muchos líderes quieren escuchar y actuar según el asesoramiento científico de expertos para enfrentarse a esta pandemia y salvar vidas. En cuanto a la terminología, el consejo es claro: todos debemos hacer todo lo posible para evitar y reducir el estigma; no asociar el COVID-19 con grupos particulares de personas o lugares; y enfatizar que los virus no discriminan: todos estamos en riesgo.

Sería trágico si el estigma, alimentado por el coronavirus, llevara a los jóvenes de Asia a retirarse de los campus internacionales, restringiendo su propia educación, reduciendo las oportunidades propias y de los demás y abandonando la investigación en el peor de los casos, justo cuando el mundo depende de ella para encontrar una salida.

El estigma del coronavirus debe detenerse, ya.

(Web editor: 赵健, Rosa Liu)

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