Foto: proporcionada por la autora Jina Zhang.
Por Jina Zhang
El 8 de abril, reabrió la ciudad de Wuhan, que estuvo cerrada durante 77 días. Si 77 días son signo de una victoria, el estado de alerta en España ahora ha alcanzado casi un tercio de esa batalla ganada. Afortunadamente, el número de nuevas infecciones ya muestra una tendencia a la baja. Además, las medidas del gobierno local nos ofrecen una sensación de seguridad, como el anuncio de Sánchez de extender el período de alerta y el uso ya generalizado de mascarillas al salir a la calle. Para nuestros estudiantes internacionales, el período de pánico ha pasado.
Durante el Festival Qingming, vi numerosos videos sobre la epidemia en los medios nacionales. Mientras lo veía, lloraba sin parar y sentía nostalgia. Sin embargo, en comparación con otras situaciones peores, tener un hogar seguro con suficiente comida es algo que agradezco. Debido a la falta de almacenamiento de alimentos, todos los días me volvía creativa al cocinar con lo que disponía. Alguien estableció de inmediato un grupo en WeChat de gastronomía para los estudiantes chinos que decidimos quedarnos aquí. En el grupo se comparten recetas todos los días y organizamos “concursos culinarios”. Curiosamente, la cultura alimentaria de China es tan mágica que puede acercar a las personas de cualquier rincón del planeta. Esta actitud me recuerda las palabras de Wang Zengqi: "La esencia de la vida en todas partes es en realidad un plato de comida". De hecho, la cocina no solo nutre el estómago, sino que también calma el alma. El amor por la comida es una manifestación de la vida y el amor.
Bajo el cielo azul de Barcelona, los árboles en las calles se vuelven verdes, mientras la brisa traslada el aire de la primavera. Mi habitación da a un patio interior. Cuando hace buen tiempo, los vecinos de arriba y de abajo disfrutan del buen clima típico del Mediterráneo, como si estuvieran de vacaciones en la playa. En el pequeño patio privado de la planta baja, a veces sale un perro salchicha y observa cómo la dueña arregla cuidadosamente las flores. Otra familia tiene un bebé de pocos años, y a menudo los padres sacan los juguetes fuera para que juegue su hijo. A veces también hacen yoga en el patio, es una familia muy feliz. Todas las noches a las ocho en punto, los aplausos suenan a tiempo. Después de la entrada del horario de verano, a las ocho en punto todavía hay mucha luz natural. En este momento, la gente sale al balcón. Se dice que el número 8 tiene la misma forma que el símbolo infinito “, y por esta razón, ellos creen que esta “ceremonia” traerá buena suerte.
En los primeros veinte días de cuarentena, teníamos que hacer los trabajos de la universidad durante seis o siete horas todos los días. Después de finalizarlos, terminamos el segundo trimestre y comenzamos las vacaciones de Semana Santa. Sin embargo, parece que estoy concienciada en seguir aprendiendo, y me siento “automáticamente” frente a la mesa cada mañana buscando algunos materiales académicos que leer. Es innegable que este es un tiempo preciado y tranquilo, y una prueba y oportunidad a la vez. La cuarentena limita el espacio para las actividades, pero no limita la posibilidad de desarrollo personal. Sorprendentemente, mi escuela de danza todavía mantiene la enseñanza online. María, la profesora de ballet, aunque tiene más de cincuenta años, sigue siendo una mujer elegante y amable. Contactó conmigo especialmente y organizó para mí una clase individual de ballet. Como extranjera, me conmovió mucho la atención especial que recibí.
Mis compañeros de piso son una pareja y su bebé recién nacido. Como se estaban preparando para el nacimiento del bebé, se olvidaron de almacenar suministros médicos, así que les di algunos míos y les enseñé a protegerse del virus. Alex es ingeniero, pero también "buen cocinero", y me invitan a probar el potaje de lentejas y la pasta que cocina. Ellos siempre tienen curiosidad por la comida china que preparo, y a menudo intercambiamos recetas entre nosotros.
Salgo para ir al supermercado cada dos semanas. Justo cerca de mi casa hay un Mercadona grande. A veces, hay que hacer cola para entrar. Se puede ver con claridad que ahora todos saben mantener un distanciamiento social cuidadosamente. Antes de entrar en el supermercado, cada uno debe desinfectarse las manos con alcohol y usar guantes para comprar. Actualmente, los suministros sanitarios de España son suficientes, e incluso se puede comprar papel higiénico (lo que me impresiona). Se dice que el consumo de harina y levadura ha aumentado un 196% desde que comenzó el confinamiento. Algunos supermercados chinos también ofrecen servicios de entrega. Realmente rindo homenaje a estas personas que nos dan tanta comodidad.
Otra cosa que me ha conmovido esta tarde es haber recibido inesperadamente 20 mascarillas de la Federación de Chinos de Ultramar de Shanghai y Asociación de Estudiantes Retornados. Además, la embajada de China también nos ha proporcionado un kit sanitario. Los estudiantes que viven en el extranjero se sienten conmovidos por estos gestos que nos benefician realmente. Tener una patria fuerte como la nuestra me hace sentir afortunada. Creo que como acto de gratitud, me uniré a esta organización en el futuro y brindaré asistencia a aquellos que tengan para transmitir el mismo cariño. Mientras estemos unidos, superaremos las dificultades. Nadie se quedará atrás.
Yo creo en mi patria.
(Web editor: 吴思萱, Rosa Liu)