Por Ji Ping
Beijing, 10/11/2020 (El Pueblo en Línea) -La cruda injerencia en los asuntos internos de otros países es una característica distintiva de la diplomacia hegemónica estadounidense.
Durante mucho tiempo, con su poderío económico, militar y tecnológico, Estados Unidos ha utilizado la pluma y la espada, combinando fuerza blanda y dura y cooperación civil y oficial. Ha interferido en los asuntos internos de otros países, lo que representa una grave amenaza para la seguridad política mundial.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, no ha habido una guerra a gran escala en el mundo que no esté relacionada directa o indirectamente con Estados Unidos, y ninguna región o país ha continuado con los disturbios sin la intervención de Estados Unidos. El acto de Estados Unidos de buscar la hegemonía a través de la guerra ha continuado intensificándose y su interferencia en los asuntos internos de otros países se ha vuelto cada vez más inescrupulosa.
En 2001, el ejército estadounidense atacó Afganistán bajo la excusa "antiterrorista". La lucha duró 13 años. El resultado fue de todo menos antiterrorista, costó 900.000 millones de dólares y miles de soldados estadounidenses murieron en el extranjero debido a ello. En 2003, Estados Unidos atacó Irak con la excusa de que "fabricaba armas de destrucción masiva" para eludir a las Naciones Unidas y atacar a dicho país, derrocar al régimen de Saddam y ocupar la segunda fuente de petróleo más grande del mundo. En los 9 años de la guerra de Irak murieron cientos de miles de personas. En 2011, Estados Unidos impuso sanciones a Siria en nombre de las Naciones Unidas. Los rumores de que utilizaban "armas químicas" desencadenaron la intervención armada de varios países occidentales, y el resultado fue otro "caso injusto" e injustificado que aún no ha terminado.
Las guerras que Estados Unidos ha provocado o en las que ha participado directamente, o los conflictos en los que ha utilizado a las Naciones Unidas o haber ignorado a dicha organización internacional para actuar a su manera, consisten esencialmente en interferir enormemente en los asuntos internos de otros países. EE.UU. ha luchado en su propio beneficio sin estacatimar esfuerzos y todas las razones que utilizaba son excusas insostenibles, incluso mentiras y engaños puros. Entonces, ¿en qué se diferencia este comportamiento del de los ladrones?
La "espada" es viciosa y arrogante, la "pluma" es siniestra y astuta. La historia nunca olvidará las "Revoluciones de Colores" que se produjeron en la ex Unión Soviética a principios de este siglo y la "Primavera Árabe" en Oriente Medio y África del Norte. Desde la "Revolución Naranja" y la "Revolución de Terciopelo" hasta la "Revolución de los Tulipanes", la "Revolución de las Rosas" y la "Revolución del Jazmín", incluso detrás de los disturbios de Hong Kong en China, está la mano negra de EE.UU. Mediante la intervención pública oficial y el funcionamiento de las llamadas "organizaciones no gubernamentales", Estados Unidos ha hecho todo lo posible por cambiar las fuerzas políticas de estos países hasta que cambien de régimen. Estados Unidos ha ordenado a los ciber-veteranos involucrarse en grandes disturbios en más de una docena de países. Las "Revoluciones de Colores" son sinónimo de la "evolución pacífica" de Estados Unidos contra países con diferentes ideologías, diferentes sistemas políticos y diferentes modelos de desarrollo. Es el medio más siniestro de "derrotar a otros sin luchar" para interferir en los asuntos internos de otros países.
En cuanto a los países que son clasificados como fuerzas del mal porque dicen “NO” a Estados Unidos, la intervención de Estados Unidos está en todas partes. Desde presión política extrema, sanciones económicas crueles, aislamiento y contención diplomática, amenazas e intimidación militar, calumnias a la opinión pública y hasta planear asesinatos, los métodos estadounidenses son extremadamente viciosos, insidiosos y despreciables. La política de intervención de Estados Unidos no es una excepción a sus aliados, hace comentarios irresponsables sobre las relaciones exteriores y las políticas de defensa de sus aliados europeos.
Aunque EE.UU es la primera economía del mundo, el mundo no pertenece a EE.UU. Los asuntos de cada país deben ser determinados por la gente de cada país. Estados Unidos no puede tener la "última palabra" ni podemos permitir que Estados Unidos ejerza la "jurisdicción de brazo largo". Estados Unidos se ha vuelto adicto a interferir en los asuntos internos de otros países, intimidando y despreciando los principios básicos de la Carta de la ONU y las normas de las relaciones internacionales, pisoteando la conciencia moral de la humanidad, dificultando la seguridad en el mundo y el bienestar de los pueblos de todas las naciones.
La historia eventualmente dará un juicio justo. La intervención, la disrupción, la interferencia, la hegemonía y el acoso son un callejón sin salida.
(Web editor: 周雨, 赵健)