Zhang Guimei (a la derecha), categorizada como “ Modelo a Seguir”, dialoga con las estudiantes de la Escuela Secundaria Huaping, centro para señoritas en Lijiang, provincia de Yunnan, septiembre del 2020. (Foto: Chen Xinbo/ Xinhua)
Titulares como "Crecimiento negativo de la población", "Se acelera el envejecimiento poblacional" y "Los nuevos nacimientos en Beijing bajan al mínimo de 10 años" son tendencia en las plataformas de redes sociales chinas. Sin embargo, las noticias que afirman que "la población china continuó creciendo en el 2020" han aliviado hasta cierto punto la preocupación demográfica. Aún así, aunque cabe preguntarse si la disminución de la tasa de natalidad es un resultado inevitable del desarrollo económico. La tendencia mundial parece tener la razón. Después de la Primera Revolución Industrial del siglo XVIII, la esperanza de vida general en Reino Unido aumentó, lo que a su vez aumentó sus dividendos demográficos. Otros países occidentales también lo han experimentado.
La teoría sugiere que, a medida que la condición socioeconómica mejora, los individuos tienden a tener menos hijos. En China, la industrialización y la modernización están detrás de la caída de la tasa de fertilidad. Muchos consideran que los subsidios gubernamentales alentarán a tener más hijos, aunque en los países desarrollados esas políticas no han tenido el efecto deseado. Los subsidios de maternidad y las asignaciones por hijos pueden, en el mejor de los casos, acortar el intervalo de natalidad pero no cambian la decisión de tener un número "ideal" de hijos o no tener ninguno.
Las generosas políticas de bienestar familiar alguna vez se consideraron esenciales para mantener una tasa estable de fertilidad, pero fueron una pesada carga en las finanzas públicas. Por lo tanto, China debería optimizar lo antes posible su política de fertilidad, devolver el derecho de reproducción independiente a las familias e implementar políticas de apoyo a la infancia. También se debería aumentar el apoyo a las parejas dispuestas a tener más vástagos, reduciendo los costos de maternidad y educación de sus hijos.
Tener menos hijos sigue siendo una tendencia inevitable en China. Sólo al adherirse a la estrategia nacional de innovación, mejorar aún más la estructura industrial y aprovechar el segundo "dividendo demográfico" podrá la nación hacerle frente al impacto negativo de aspirar a un desarrollo social y económico con una población envejecida. También debería tratar de mejorar la productividad laboral, y confiarse a la innovación científica y tecnológica para neutralizar el probable debilitamiento de la competitividad industrial.
China ha construido el sistema de educación superior más grande del mundo. Más de la mitad de la nueva fuerza laboral china posee títulos a ese nivel. Lograr la revitalización nacional mediante el desarrollo del sector de la ciencia, y la educación y la estrategia de utilizar los recursos humanos para aprovecharlo, ayudará al país a cosechar el segundo dividendo demográfico para su nueva etapa de desarrollo.
(Web editor: 周雨, 赵健)