Por Yi Fan
El 23 de mayo de 1951, representantes del Gobierno central y del territorial de Tíbet firmaron el Acuerdo de los 17 puntos, con el que se hizo realidad la liberación pacífica de la región. Desde entonces, esta tierra de la meseta nevada que ocupa una octava parte del territorio chino se despidió de la era atrasada y oscura, y viene conquistando desarrollo a saltos en el plano económico y social. El pueblo tibetano de todas las etnias, igual que el resto del pueblo chino, está avanzando a pasos agigantados en un camino brillante hacia mayor prosperidad. 70 años después, con cambios trascendentales esta tierra antigua se presenta ante el mundo con una flamante fisonomía.
Adiós a la era de esclavos, y nueva etapa de unidad interétnica
Antes de su liberación pacífica, la servidumbre feudal se mantuvo durante cerca de mil años en el Tíbet antiguo, y el 95% de su población no era sino “un instrumento que habla” para sus señores feudales. Gracias a la liberación pacífica, la reforma democrática y la aplicación de la política de autonomía regional de minorías étnicas, millones de siervos lograron la emancipación y su nivel de vida ha disfrutado de un mejoramiento sin precedentes. Citamos nada más un ejemplo, el promedio de la esperanza de vida del pueblo local ha aumentado desde 35,5 años del 1951 hasta 71,1 años del 2020.
En Tíbet, de los diputados de las asambleas populares de los distintos niveles, los de la etnia tibetana y otras minorías étnicas representan más del 92%, mientras que en la plantilla de los cuadros y funcionarios gubernamentales, el porcentaje llega al 70%. En Tíbet, el concepto de las relaciones interétnicas socialistas marcado por igualdad, unidad, ayuda mutua y armonía está profundamente arraigado en el corazón del pueblo. Allí, todas las etnias están tan unidas como los granos de la granada.
A raíz de su XVIII Congreso Nacional, el Partido Comunista de China, resumiendo sus experiencias exitosas de gobernar, estabilizar y desarrollar Tíbet, ha formado una directriz de gobernanza del Tíbet de la nueva era. Se puede decir que sin la liberación pacífica de Tíbet, sería imposible ni el salto histórico del sistema social tibetano, ni el constante mejoramiento de la política democrática socialista, ni mucho menos la vida feliz de los tibetanos de todas las etnias en el día de hoy.
Crecimiento gigante gracias a la construcción de infraestructuras
A lo largo de los últimos 70 años, con el apoyo del país y los esfuerzos aunados de las diversas etnias, Tíbet ha logrado desarrollar en toda la línea la sociedad y la economía. En 1958, el volumen de la industria y la agricultura rozó apenas los 202 millones de yuanes, mientras que en 2019 el PIB de la región llegó a los 169 mil 782 millones, y a los 190 mil 274 millones en el año 2020, batiendo un nuevo récord.
El turismo, como pilar del sector terciario local, ya es un importante motor para el crecimiento económico tibetano. En 2019, los ingresos turísticos de la región alcanzaron los 55 mil 928 millones de yuanes, y con la recepción de los 541 mil 900 viajes de turistas extranjeros, se generaron unos 279 millones de dólares de divisas. Valiéndose del turismo, centenares de miles de agricultores y pastores han aumentado su ingreso, cuya vida es cada día más enriquecida, y Tíbet ha dado los primeros pasos sólidos en la construcción de un “destino turístico mundial”.
El crecimiento económico acelerado de Tíbet se explica en gran parte en el constante desarrollo de las infraestructuras de transporte. A partir de la liberación pacífica, la construcción de las carreteras modernas empezó desde cero. Pero hasta finales de 2020, la región ya cuenta con más de 117 mil kilómetros de carreteras en funcionamiento, incluyendo 688 kilómetros de carreteras de alto volumen de tránsito, y 954 kilómetros de líneas ferroviarias en operación. De esta forma, ha tomado forma una red de transporte integral y multidimensional de carreteras, ferrocarriles y rutas aéreas nucleado en Lhasa.
Ventana de apertura en el suroeste de China
En el contexto de una creciente apertura al exterior y una mayor cooperación en la construcción conjunta de la Franja y la Ruta, Tíbet, como una puerta que conduce a Asia del Sur, está jugando un rol cada vez más importante.
Con el apoyo del Gobierno central, Tíbet ha redoblado los esfuerzos por aumentar su cooperación con Nepal en la construcción de vías ferroviarias, carreteras y puentes, en promoción de la interconectividad infraestructural; ha tomado en plena consideración la viabilidad de articular su propio desarrollo con el de los países participantes de la Franja y la Ruta y ha tomado activa parte en la construcción del Corredor Económico Bangladesh-China-India-Myanmar, en fortalecimiento de la coordinación de políticas; ha celebrado la Exposición Internacional de Turismo y Cultura del Tíbet, estrechando así los vínculos de la región con el mundo y acercando aún más a los pueblos por medio de los lazos culturales; ha alentado a las empresas locales a realizar más intercambio y cooperación con las extranjeras, especialmente en los ámbitos como el turismo, la cultura y el sector agropecuario, en fomento de la fluidez comercial. Un Tíbet abierto y bien comunicado es cada día mejor integrado en el conjunto de la apertura al exterior y la cooperación internacional de China, que sin duda aportará mayores contribuciones a la cooperación mutuamente beneficiosa y la interconectividad entre China y los países vecinos.
Siete décadas después, bajo la orientación de los lineamientos administrativos del Partido para la región de la nueva era, el Tíbet de hoy, que ha dejado atrás el enclaustramiento, la pobreza y el atraso de ayer, seguirá avanzando, con la frente en alto, hacia un futuro más hermoso.
(Web editor: 周雨, 赵健)